Gracias a la unión entre las mesas de participación de víctimas de Bucaramanga, Floridablanca, Rionegro y Lebrija con la Unidad para las Víctimas se llevó a cabo la conmemoración las “Resistencias de las mujeres víctimas de los delitos contra la integridad y la violencia sexual con ocasión del conflicto”, el 25 de mayo en el Auditorio del Parque del Agua de Bucaramanga, en donde se reunieron más de 50 mujeres para escucharse, repensarse y fortalecerse desde la juntanza y la sororidad.
Con una mística de apertura alrededor del mensaje “El Cuerpo de las mujeres no es botín de guerra”, la colcha de las pinturas y mensajes de las mujeres por la dignidad y la exigencia del derecho a vivir libre de violencias, cada participante fue encendiendo una vela y contaron lo que vivieron y cómo lo han resistido.
Ana Rueda, lloró al recordar los hechos que la victimizaron, pero destacó el valor de este espacio: “en esta conmemoración me quebré, pero salí con una energía, empoderada y con una esperanza”.
Por su parte, Javier Peña, director de la territorial Santander de la Unidad para las Víctimas, transmitió todo su respaldo y apoyo a las mujeres: “Este es un acto de empoderamiento y de solidaridad, para transitar del dolor a la resistencia”.

Empoderarse para que no se toleren más los actos agresores ni violentos sobre el cuerpo y dignidad de las mujeres y fortalecerlas para empoderarlas, fue el objetivo que se trabajó con las expertas, Yolanda Puyana Villamizar, docente e investigadora de la Universidad Nacional; y María Trinidad Gutiérrez, presidenta del Consejo Indígena de Guatemala.
Este es el caso de Martha Narváez, víctima de varios hechos violentos en su contra, pero quién supero su situación como víctimas de estas violencias: “lo que tomé para mí fue superarme, me dediqué a estudiar, a no depender o pensar que tenía que buscar a un hombre para superarme. Yo misma busqué mi manera de salir adelante”.
La presidenta del Consejo Indígena de Guatemala, María Trinidad Gutiérrez, indígena Maya, compartió la experiencia de cómo las mujeres en su país se han fortalecido con la Red de Mujeres en donde se unen para tejer el Güipil, una blusa bordada tradicional guatemalteca y a partir de sus juntanzas y sororidad poder emprender y fortalecer las capacidades de prevenir las violencias e incidir en los derechos.

Seguido de la presentación virtual de Gutiérrez, Yolanda Puyana, experta en familia y género, quien estuvo en su natal Bucaramanga, abrió su presentación con la pregunta ¿Qué significa para nosotras ser mujer?, y de los comentarios surgió una nueva duda, ¿qué caracteriza a la mujer santandereana? Y así, surgió la conversación sobre dolores, problemas y realidades que someten culturalmente a las mujeres en Santander.
Finalmente, Puyana logró abrir el corazón y la memoria de varias mujeres que compartieron las prácticas de machismo y violencias que la cultura santandereana tiene y que se reproducen en las familias y en la sociedad.
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Ana Belén Díaz, mujer víctima y participante compartió su experiencia y dijo: “no hay que callar, hay que buscar una mano amiga que de verdad le diga que denuncie porque las mujeres del campo callamos mucho maltrato por miedo hacia nosotras, nuestros hijos.”
La conmemoración finalizó a través del arte, en donde las expresiones de la crueldad de los hechos contra la integridad y violencia sexual, así como las resistencias de las mujeres, sobrevivientes del conflicto se llevaron a escena con la presentación del Colectivo de Teatro Almarte, que replicó el Informe Final de la Comisión de la Verdad a través del teatro.

Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.