Este martes, en Apartadó, Antioquia, cientos de personas rendirán homenaje a las 35 víctimas mortales que dejó la masacre de La Chinita, cometida por el Quinto Frente de las extintas FARC el 23 de enero de 1994. Han pasado 30 años desde que el país conoció la que fue la mayor matanza en la subregión del Urabá perpetrada por el desmovilizado grupo guerrillero. El paso del tiempo no ha menguado la sed de verdad y de reparación de los familiares perdieron a sus seres queridos en aquella masacre cometida en el barrio La Chinita.
Para honrar a quienes ya no están, las familias realizarán una eucaristía en la Iglesia Santo Eccehomo para recordar y honrar a las 35 víctimas mortales de la masacre. A través de actos litúrgicos y simbólicos, se llevará a cabo la conmemoración del trigésimo aniversario de este doloroso suceso, que tuvo lugar en el barrio Obrero de Apartadó.
Con la esperanza aún viva, Silvia Berrocal, madre de Alcides Lozano Berrocal, una de las víctimas, ha perseverado en su búsqueda de justicia y verdad. Incluso logró llevar su voz hasta La Habana, donde se llevaron a cabo los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y las FARC. Estos esfuerzos resultaron en un acto de reconocimiento por parte de las FARC, encabezado por alias Iván Márquez, el 30 de septiembre de 2016. Allí pidieron perdón a las víctimas, incluyendo a Silvia y otras afectadas por la masacre.
Aunque en dicho encuentro las FARC reconocieron los hechos perpetrados por el Quinto Frente y pidieron perdón, negaron haber dado la orden para la atrocidad. En ese entonces, Iván Márquez expresó: “Jamás debió ocurrir lo sucedido esa noche de alegría y verbena popular, nunca el mando de las FARC ordenó tal atrocidad, pero aquí estamos para responder como colectivo”.
A pesar de la aceptación del perdón por parte de Silvia y otras víctimas, han pasado ocho años de este encuentro y las familias continúan en la búsqueda de la verdad y la justicia. Para los familiares, aún quedan preguntas sin respuesta. “No han contado la verdad. Nosotros esperamos que algún día estemos en ese proceso. La esperanza es lo último que nosotros perdemos, que algún día van a decir la verdad de los hechos”, manifestó al respecto Silvia Berrocal.
Lo que deja claro es que las víctimas se encontraban bajo amenaza, debido a la persecución en la zona contra quienes militaban en Esperanza, Paz y Libertad, el partido político creado por el EPL en 1991 después de entregar las armas. Esto llevó a que guerrilleros de las FARC, junto con un grupo de disidentes del EPL, atacaran a la comunidad, aunque después del proceso de paz sus altos mandos continúen afirmando que nunca dieron dicha orden.
Silvia y las demás familias, lejos de detenerse en su dolor, han liderado no solo la incansable búsqueda de la verdad, sino que también han contribuido significativamente a la reconstrucción social y comunitaria. Su participación ha sido clave en la resignificación de los espacios afectados, la desestigmatización de los habitantes, el reconocimiento de sus derechos ante organismos internacionales y la reconstrucción del tejido social. Este proceso colectivo, que se inició hace 11 años, ha permitido a las familias no solo sobrevivir, sino también convertirse en un ejemplo vivo de resiliencia.
Hoy, estas familias se presentan como ejemplo y testigos de historias de superación, con el corazón abierto para acoger a otras víctimas. Su compromiso se reafirma como una ofrenda valiente y conmovedora a la memoria de sus seres queridos, demostrando que, a pesar de la tragedia, la solidaridad y la fuerza colectiva pueden prevalecer en la construcción de un futuro más justo y en paz.