Histórica jornada de ‘Tejiendo Juntanzas’ se realizó en el oriente de Caldas

La Unidad para las Víctimas propició un encuentro entre las víctimas del conflicto armado reubicadas de Asodespaz, en la vereda El Japón de La Dorada, y las personas retornadas de la vereda El Congal, en Samaná, Caldas, con el fin de intercambiar experiencias.

Juntanza en la vereda El Congal en Samaná, Caldas.

En un hecho histórico para las víctimas del conflicto armado en el oriente de Caldas, la Unidad para las Víctimas fomentó el encuentro entre familias reubicadas de La Dorada y familias retornadas de la vereda El Congal, de Samaná, en una jornada denominada ‘Tejiendo Juntanzas’, para fortalecer los procesos comunitarios desde sus propias historias de vida.

Este intercambio de experiencias y saberes fue sin duda un instrumento muy importante para evidenciar el poder transformador de las víctimas y su lucha por soluciones duraderas, que les permitan cumplir los sueños y alcanzar las metas que tenían desde antes de sufrir las consecuencias del conflicto armado.

La travesía de las familias reubicadas desde La Dorada hasta la vereda el Congal inició el pasado viernes 8 de diciembre, cuando 40 integrantes que viven en la vereda El Japón pertenecientes a Asodespaz, tomaron un bus escalera que los llevó hasta el corregimiento de Florencia, a 4 horas de distancia.

Una vez en territorio samaneño y tras ubicarse en su sitio de alojamiento, las y los visitantes se reunieron con la lideresa María Teresa Saavedra quien, en un primer intercambio de historias, les contó sobre el contexto de lo sucedido en Florencia, en el marco del conflicto armado.

A la mañana siguiente, las y los habitantes de La Dorada, la mayoría de ellos provenientes de la zona llanera colombiana, volvieron a subirse a “la chiva” para recorrer la hermosa selva del oriente caldense hasta llegar a la vereda El Congal tras dos horas de carretera destapada.

Allí, 35 familias retornadas que empezaron este proceso en el año 2014, los recibieron con los brazos abiertos, como si se conocieran de toda la vida, unidos por el dolor y las heridas que cada uno de ellos enfrentó a su manera tras vivir las consecuencias de la violencia entre grupos armados.

La programación comenzó con un recorrido por la Casa Comunitaria Semillas del Retorno en donde los congaleños tienen plasmado cada una de las acciones transformadoras que han tenido como comunidad para resurgir, luego de que en 2001 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) quemaran el caserío en su totalidad. Acto seguido se dio paso a las muestras culturales, ‘batalla’ entre el joropo llanero y la carranga boyacense, en la cual ambas comunidades salieron vencedoras, no sin antes entonar a todo pulmón las letras del himno nacional de la República de Colombia, como los orgullosos colombianos que son.

Después llegó la anhelada ‘Juntanza’, un espacio para intercambiar experiencias, historias y saberes, sin duda, son algunos momentos para reflexionar, aprender y tomar como ejemplo las vivencias de estas familias que están unidas por la reconciliación y el anhelo de vivir en paz.

La gastronomía fue otro de los aspectos culturales que convirtió por momentos a estas dos comunidades en una sola, hallacas (tradicional plato de los Llanos Orientales parecido al tamal), y una deliciosa carne en rollo mixta, sirvieron de excusa para un espacio de diálogo que también estuvo marcado por el arpa llanera y el poncho caldense.

Doris Lozada, representante de Asodespaz, concluyó con respecto del espacio: “Este fue un encuentro espectacular que nos deja muchas enseñanzas, nos queda un camino de optimismo después de escucharlos, debemos seguir trabajando por la comunidad, haciendo realidad los procesos, trabajando unidos y con objetivos colectivos”.

“Definitivamente el diálogo y el trabajo comunitario es lo que marca la pauta en este tipo de procesos, ellos son un ejemplo y la tierra con la que ya cuentan es su fortaleza, ahora deben pensar en proyectos que los hagan crecer como colectivo y se consoliden en el territorio, fue gran cierre de la estrategia ‘Tejiéndonos’ de la Unidad para las Víctimas”, dijo Danilson Betancur, líder de la vereda El Congal.  

Esta fue la primera vez en el país que la Unidad para las Víctimas logra “juntar” familias retornadas y reubicadas en un solo espacio emblemático, esto para enriquecer sus proyectos de vida y por qué no realizar proyectos conjuntos que los ayuden a fortalecer su tejido social y seguir proyectándose como ciudadano dentro de todos estos procesos de retorno y reparación integral.

Todo el encuentro tuvo un fuerte acompañamiento institucional por parte de la Unidad que desplazó profesionales de los componentes de contribuciones, retornos y reubicaciones, reparación colectiva, servicio al ciudadano y participación, para atender las necesidades de ambas comunidades.

“Estas regiones que son ejemplo de lucha, resiliencia, resistencia y transformación son la que debemos seguir apoyando para que surjan como nuevas ciudadanías a partir de este tipo de acciones de reintegración local, es la hoja de ruta de lo que se viene para la reparación integral de ellos en el 2024, en temas de reparación colectiva y retornos y reubicaciones”, expresó Luis Eduardo Torres, director territorial de la Unidad para las Víctimas en el Eje Cafetero.

En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.