Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.
La concha acústica de la Universidad de la Amazonía en Florencia, Caquetá, fue escenario del encuentro para el desarrollo de la actividad denominada: ‘Círculo de la palabra, el territorio como víctima del conflicto armado’; donde confluyeron autoridades indígenas convocadas por el Cabildo Universitario y la Oficina de Paz de esta alma mater, estudiantes, docentes, víctimas del conflicto, representantes de la cooperación internacional y delegados de entidades del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV).
Alrededor de un espiral de colores bordeado por plantas tradicionales, el mambe y la caguana (bebida ancestral), los sabedores de los pueblos Korebaju y Uitoto armonizaron el espacio, antes de dar paso a la socialización de la normativa que reconoce las afectaciones a la tierra; más adelante desde la Unidad para las Víctimas se hizo énfasis en el concepto de ley de origen, para finalmente desencadenar en un diálogo acerca del significado y representación del territorio como ser vivo, los daños espirituales, culturales, físicos y materiales.
“Es importante que entendamos el término de nuestra condición humana, volver a conectarnos porque somos extensión de la tierra, pero por circunstancias de la vida nos desconectamos y por eso el ser humano se siente víctima, la tarea que tenemos es volver al tronco de la vida, nuestra madre nos sigue esperando con amor. La palabra que ha estado fluyendo es sanarnos, sanar el pensamiento, la forma de hablar, no hacer señalamiento; para que nuestro país cambie y en nuestro territorio fluya vida hay que hablar de vida, ese es el llamado que hacemos”, aseguró Juven Arcadio Piranga Valencia, sabedor del pueblo Corebaju.
Lesdy Marlody Rodríguez Quiñones, directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Caquetá y Huila, agregó: “este espacio nos permitió compartir acerca de una problemática profunda, también nos produjo grandes reflexiones en torno a reconocer la importancia de nuestra conexión con el territorio, con la naturaleza, pero especialmente a asumir nuestra responsabilidad para contribuir a sanarlo; agradecemos a la Mesa Sipaz – SNARIV, al Cabildo Universitario, a la Oficina de Paz, a la Universidad y demás participantes por apoyar estas acciones afirmativas con enfoque étnico”.