Los y las habitantes de calle en Colombia han sido una población vulnerable debido a la falta de garantía a sus necesidades básicas y derechos fundamentales. Esta vulnerabilidad se ha manifestado dentro del conflicto armado en casos de exterminio social (una práctica mal conocida como limpieza social) y desaparición forzada.
Sobre lo primero, el Centro Nacional de Memoria Histórica explica en su informe de 2016 que el término “limpieza social” no solo legitima el despojo de toda dignidad humana al considerar a estas personas como un mal a erradicar, sino que deja de reconocer su sistematicidad, así como los hondos anclajes culturales, políticos, económicos e institucionales que puede tener. Por estas razones, es considerada como una práctica de exterminio social.
La relación de esta práctica con los y las habitantes de calle se evidencia en la impunidad de estos hechos y la invisibilidad de esta población. La falta de datos oficiales, estadísticas, análisis y atención frente a estos casos dificulta su judicialización e impide que la sociedad conozca el impacto de este fenómeno, lo cual aumenta la indiferencia. Esto es expuesto en el texto “Guerra y Desaparición Forzada” de la profesora Gloria Gallego de la Universidad EAFIT.
Ejemplos recientes, como los casos 03 y 04 en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en Dabeiba, Antioquia, vinculados a desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales por parte de la fuerza pública entre 2002 y 2006, muestran que una cantidad significativa de las víctimas eran habitantes de calle.
Para ampliar más esta problemática te invitamos a escuchar el episodio de El Rubik, donde abordamos con víctimas, lideres sociales y académicos esta situación de los habitantes de calle que han sido víctimas del conflicto armado. En ese episodio hablamos con Omaira Montoya, exhabitante de calle y lideresa de Medellín; con Jorge Calle de la organización Everyday Homeless en Medellín y con el profesor Óscar Alfonso de la Universidad Externado.