Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

“Vivos se los llevaron y vivos los queremos”

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Fuego y semillas, flores y aromas, hicieron parte del ritual de bienvenida para las y los representantes del hecho victimizante de desaparición forzada que se congregan desde este jueves en Cali, Valle del Cauca.

Adriana Patricia Pérez y Liliana Martínez, las dos representantes nacionales, junto con Ludirlena Pérez, de la Mesa Nacional de Participación Efectiva de las Víctimas, explicaron que las semillas ubicadas en mandala delante del auditorio recuerdan a los familiares alrededor de la mesa, a los alimentos, a la unión familiar, a los olores que expele la cocina y que evocan a sus seres más queridos.

La forma de mandala, decían, permite mostrar el amor a la tierra; el fuego inspira purificación, porque es necesario sanar el interior. “En sus voces encontraremos la esperanza. Hemos pasado momentos y pruebas muy fuertes. Tenemos que hacer bien la tarea para encontrar a los más de 120 mil desaparecidos que tiene el país”.

Caminaron por el centro del auditorio, dejaron sus semillas que recogieron en baúles del recuerdo, se escucharon los nombres y apellidos de los que aún no se encuentran. Hubo lágrimas. Se abrazaron luego todos las y los asistentes, en un gesto de solidaridad, esperanza y empatía.

Andes

“Debemos recordar a quienes amamos con alegría”, se escuchaba en el auditorio, porque “los tenemos tatuados en nuestro corazón”. “Ellos nos reconfortan para continuar con el camino. Que se dignifiquen desde la fortaleza de cada uno de nosotros”.

Recordaron que estos 66 representantes -dos por departamento y el Distrito Capital- son las voces de muchos que aún siguen buscando a sus seres desaparecidos; por eso, el llamado de que se fortalezcan como líderes de derechos humanos.

Antes de la instalación formal del encuentro, la frase combativa resonó en el auditorio: “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.

Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.