Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Belén de los Andaquíes, caso de éxito de recuperación emocional

La vereda San Antonio de Padua, en Belén de los Andaquíes (Caquetá), se ha constituido en un ejemplo de experiencia exitosa de aplicación de las Estrategias de Recuperación Emocional. 

Los resultados de este trabajo fueron presentados recientemente a la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia y a la Unidad para las Víctimas, con el apoyo técnico y financiero del programa ProPaz de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ). 

Dentro de los invitados a este intercambio de experiencias estuvieron alcaldes, secretarios de Gobierno, enlaces de víctimas y los representantes de las mesas municipales de participación efectiva de las víctimas de los municipios de El Tarra y Sardinata en Norte de Santander; Mesetas, en el Meta; Albania, San Vicente del Caguán, San José del Fragua y Curillo en Caquetá, así como representantes de la Jurisdicción Especial para la Paz y de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas en calidad de observadores. 

A partir de esta experiencia se realizará el intercambio Col-Col, con el fin de propiciar el fortalecimiento local de estos siete municipios a través de la apropiación y acompañamiento a la reparación integral desarrolladas por la Unidad. También se busca promover que la implementación de medidas de rehabilitación psicosocial, satisfacción y garantías de no repetición sean lideradas por entidades territoriales. 

Los intercambios Col-Col propician que los actores territoriales valoren sus prácticas y experiencias de desarrollo para identificar oportunidades de mejora y fortalecer sus capacidades técnicas, administrativas, financieras y de gestión pública. Estos intercambios tienen como objetivo promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre actores locales de desarrollo del país.  

Durante este encuentro, la Alcaldía de Belén de los Andaquíes dio a conocer su proceso al recibir la transferencia metodológica de las estrategias construidas y lideradas por la Unidad para las Víctimas. Por medio de las voces de las víctimas mostraron el aporte que brindan las estrategias en la recuperación emocional a los sobrevivientes y cómo esto se convierte en la base fundamental de cualquier proyecto de infraestructura o de fortalecimiento económico, ya que la recuperación emocional genera comunidades más fortalecidas capaces de volver a confiar y unirse en el trabajo colaborativo. 

La alcaldía expuso a los siete municipios invitados las buenas prácticas en la implementación de la Estrategia de Recuperación Emocional en los protocolos para adultos ‘Hilando’, para adolescentes ‘Rotando la vida’ y niños y niñas ‘Salta la cuerda’ aplicadas en San Antonio de Padua. 

Después de dos días de trabajo, los municipios invitados elaboraron planes de acción orientados a promover la apropiación de la buena práctica adaptada a sus contextos locales. Este intercambio Col-Col tiene previsto desarrollar dos encuentros más, uno en el mes de febrero del 2023, el cual será un espacio de diálogo para revisar el avance en la implementación de los planes de acción formulados en el primer encuentro, y otro de balance final, que se realizará en marzo. 

La experiencia de San Antonio de Padua 

La comunidad de esta vereda, afectada por el conflicto armado especialmente en los años 80, 90 y 2000, hoy es un ejemplo nacional por el proceso que ha llevado a cabo en los últimos seis años, los cuales han dado como resultado 630 encuentros con 38 grupos de adultos y 32 de niños, niñas y adolescentes. En total son más de 1.000 sobrevivientes del conflicto armado acompañados a través de la medida de rehabilitación psicosocial. 

Con un Plan de Acción Territorial centrado en los derechos de las víctimas, el municipio de Belén de los Andaquíes empezó a trabajar en conjunto con la Unidad para las Víctimas y otras entidades departamentales y nacionales para un único fin: restaurar la confianza entre la comunidad y el Estado a través de la recuperación emocional. 

A esto se sumó la cooperación internacional, que aportó para la construcción de obras que permitieran contribuir en la restauración del tejido social. De manera paralela, en 2019 la Unidad para las Víctimas encontró el apoyo necesario para la contratación de las psicólogas que acompañaron el proceso.  

De igual modo se articularon acciones con la Escuela de Cine de Belén de los Andaquíes, en donde se logró evidenciar un cambio en el comportamiento de los menores de edad, bajando sus niveles de agresividad, fortaleciendo su autoestima y sus relaciones familiares y sociales. 

Juntos identificaron sus derechos y también reconocieron sus deberes y obligaciones. En estos encuentros se realizaron actos simbólicos como ‘Soltar para sanar’, ‘Paz y amor’, ‘Estrella del horizonte’, ‘Dejando huella’, ‘El bosque de la memoria’ y fogatas, siembras, murales y lugares de memoria, entre otros; a nivel comunitario se desarrollaron proyectos y acciones que impactaron a toda la población, como el mejoramiento de casetas comunales, fachadas y parques infantiles. 

Testimonios 

Ofelia Soto, auxiliar de enfermería con 28 años de servicio a las comunidades y nieta de los fundadores de San Antonio, es una de las personas abanderadas en la coordinación de diversas actividades dentro del proceso de recuperación emocional. Ella comenta con orgullo cómo han logrado superar la violencia de años atrás, por cuenta de las Farc y más tarde los grupos paramilitares, transformando la manera de pensar, sentir y hacer las cosas. 

“Empezamos con nosotros como personas; luego, casa pintada, embelleciendo nuestro caserío; el puesto de salud totalmente restablecido, cancha de fútbol, casa de memoria, cineteca en memoria de un docente asesinado, el quiosco para mujeres, donde se hacen ollas comunitarias, el puente vehicular a la entrada de San Antonio y el carreteable con numerosas placa huellas que hoy permiten sacar el plátano, principal producto de la zona, hacia el interior del Caquetá”. 

El intercambio campesino entre veredas, que se había perdido por la presencia de los violentos, es parte de lo que todos comparten con singular entusiasmo cada domingo, cuando hombres y mujeres de diferentes veredas se encuentran para ofrendar sus productos y recibir otros a cambio. Es un encuentro enriquecedor, solo comparable con las fiestas patronales de San Antonio de Padua, que celebran el 13 de junio en un ambiente de completa integración y armonía.   

Mesa de víctimas 

Según Franklin Castro, coordinador de la Mesa Municipal de Participación Efectiva de las Víctimas de Belén de los Andaquíes, los avances en la recuperación emocional son evidentes porque ahora “son personas empoderadas, que se esfuerzan por el bien común”, dice y, además, destaca el protagonismo de las mujeres en la recuperación del territorio, y la defensa de los recursos y la biodiversidad de cara a la reconciliación local, regional y nacional. “Ellos son un ejemplo en el proceso de posconflicto”, dice.   

“Visibilizando sus necesidades, lograron que los cooperantes vinieran a invertir, a mejorar la salud mental, a desarrollar unas estrategias de comunicación asertiva. Una mente fuerte puede dar un paso grande hacia la reconciliación, el perdón, la búsqueda de la paz desde su territorio y dejarles esa herencia a las nuevas generaciones, a la juventud que necesita conocer estos procesos y llevar estas banderas”, concluye.   

Por su parte, el mandatario de Belén de los Andaquíes, Tomás Rosero, sostiene que en solo tres años San Antonio de Padua se fue transformado. “Fue esta comunidad la que de primera mano se apropió de la iniciativa y hoy por hoy son ejemplo a nivel país, mostrando que cuando ellos ponen su grano de arena, cuando trabajamos de manera articulada la comunidad, la administración local y las entidades cooperantes, los resultados son positivos”. 

(FIN/NIL/JFG/COG/RAM)