Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Construcción de vía a El Aro impulsa la reparación a sus víctimas

En marzo iniciará la obra que la comunidad de este corregimiento de Ituango, Antioquia, considera una deuda histórica para resarcirles por los daños causados por la violencia.

Caballo amarrado a tronco en medio de casas de El Aro

El 15 de marzo de 2024 es la fecha marcada en el calendario por las y los habitantes del corregimiento El Aro para cambiar una historia de aislamiento y violencia por un futuro con progreso y reparación para sus víctimas. 

Ese día deberá llegar la maquinaria para iniciar la construcción de la anhelada vía de acceso a esta alejada zona rural del municipio antioqueño de Ituango, que permitirá la llegada de soluciones a necesidades sociales y compromisos rezagados como la implementación del Plan Integral de Reparación Colectiva para resarcir los daños del conflicto armado.

El anuncio llegó a lomo de mula por un camino de herradura que atraviesa la montaña y que, hasta hoy, es la única vía para llegar al centro poblado y sus veredas.

Hasta allí llegaron entidades como la Unidad para las Víctimas, la Alcaldía de Ituango, el Ministerio de Transporte, la Gobernación de Antioquia y Empresas Públicas de Medellín (EPM). También la Procuraduría y la Misión de Verificación de la Organización de Naciones Unidas como garantes de los compromisos adquiridos.

Ante la comunidad, que estaba reunida en una caseta, se anunció a las y los campesinos que la vía se planea en dos etapas. La primera comienza el 15 de marzo con la apertura de obra por parte de EPM, que asumirá la financiación y construcción durante este año de los primeros 2,9 kilómetros de vía industrial desde un sector entre Puerto Valdivia e Ituango hasta el sector conocido como palo de mango.

En una segunda fase, con financiación que gestiona el Ministerio de Transporte, se construirán los restantes 5,2 kilómetros para completar 8,1 kilómetros hasta el centro poblado del corregimiento. Será una vía terciaria con especificaciones para el transporte vehicular, de pasajeros y de carga.

Durante el encuentro con la comunidad, las y los funcionarios explicaron la financiación, contratación y construcción, además de informar los avances logrados en diseños, licencias ambientales, compra de predios y registros arqueológicos.

Por eso la expectativa de campesinos que reclaman que llegue la inversión social a esta zona alejada y habitada hoy cerca de 2.000 personas. La comunidad afirma que después varias décadas de sufrir la violencia de grupos armados ilegales y hechos atroces como la masacre de 15 personas en 1997, que causó un desplazamiento forzado masivo, el progreso sigue alejado de su población.

Entre ellos el líder comunitario Tulio Hernán Mejía Muñetón, quien dijo: “Por fin vamos a tener una vía que nos permita una vida digna, que podamos sacar productos agrícolas y comercializarlos y que tengamos más oportunidades de trabajo”.

Y reiteró que: “Hasta ahora nos sentimos abandonados y después de tener esta vía no hay excusa para decir que no reconstruyen las viviendas quemadas porque es difícil entrar materiales, que no puede venir un médico ni profesores porque es muy dura la entrada en mula”.

“Cumplir una deuda histórica”

La directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Antioquia, Claudia Patricia Vallejo Avendaño, destacó en el encuentro que “por primera vez se priorizó esta obra en el Plan Nacional de Desarrollo del actual Gobierno. Esta carretera permitirá cumplir con una deuda histórica, implementar el Plan Integral de Reparación Colectiva y entrar con oferta interinstitucional”.

Asimismo, indicó que “con este plan también se da cumplimiento a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor del reconocimiento y resarcimiento a las víctimas de las masacres de El Aro y La Granja”.

Por su parte, a Marta Marleny Barrera, campesina y lideresa comunitaria del corregimiento, la ilusiona que por la ruta de la carretera lleguen las acciones que coordina la Unidad para las Víctimas.

“Con esta vía esperamos que llegue el desarrollo y avanzar con la reparación colectiva para reconstruir lo que se destruyó como las viviendas que fueron quemadas en la masacre”, expresó, a pocos metros del monumento a las víctimas de esa incursión de grupos de autodefensas.

En ese hecho victimizante fueron asesinados una prima y amigos y ella se desplazó junto a centenares de habitantes más. Luego regresó y aquí es una de las lideresas que busca justicia y reparación.

Como campesina y habitante de una vereda dice que otras acciones reparadoras que reclama la comunidad son el mejoramiento de las casetas comunales, la placa polideportiva, la construcción del salón cultural y proyectos productivos agropecuarios (café, caña, ganadería, piscicultura) y la recuperación de tradiciones campesinas.

La reparación colectiva de los corregimientos de El Aro, La Granja y Fraguas-Machuca hace parte de un plan piloto que coordina la Unidad para las Víctimas en territorios que requieren acciones urgentes para cumplimiento de derechos, transformación de las condiciones de vida y superación de la vulnerabilidad causada por la violencia.

En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.