En cumplimiento de la implementación de la primera medida -de restitución de derechos- incluida en su Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), las y los habitantes del corregimiento de Chengue volvieron a vivir una celebración colectiva de navidad, 23 años después. Sin duda, una celebración que es el resultado del compromiso y del trabajo mancomunado entre los liderazgos de su comunidad y la institucionalidad, para que esta población fuera reconocida como afectada por el conflicto armado, hace ocho años.
El espacio de encuentro para toda la comunidad se extendió por dos días y tanto niños como adultos disfrutaron de una fiesta de integración que les hizo recordar la alegría que siempre caracterizó a este rincón ubicado en las montañas de los Montes de María.
Esta vez no solo se escuchó el cantar de las aves que abundan por estas montañas, teniendo el silencio de fondo; en esta oportunidad hubo música, abrazos e integración, en torno a varias actividades contempladas por los liderazgos sociales de este territorio para que sus integrantes, y algunos que ya viven por fuera pero no olvidan sus orígenes, se reencontraran en su territorio.
El espacio fue acompañado por la alcaldía de Ovejas, la Armada Nacional, la Policía Nacional y la dirección territorial Sucre de la Unidad para las Víctimas, quien en su rol de garante en el cumplimiento de las medidas de este Sujeto de Reparación Colectiva (SRC), ha acompañado a la comunidad continuamente desde 2015, cuando fue notificada como una población afectada por el conflicto armado por los hechos de violencia, luego de vivir, el 17 de enero de 2001, homicidios colectivos en su plaza pública y, finalmente, el desplazamiento masivo de todos sus integrantes.
Desde entonces, esta comunidad ha luchado por el restablecimiento de sus derechos fundamentales, regresar a su territorio y volver a tener paz. En ese sentido, una de las personas clave como líder social de esta comunidad ha sido Jairo Barreto, integrante del comité de impulso del SRC y uno de los declarantes para el restablecimiento de sus derechos colectivos.
Visiblemente emocionado, Jairo manifestó en el desarrollo del primer día de encuentro que el objetivo de todo este proceso es recuperar la felicidad, la paz y la unión entre las y los habitantes de su comunidad, así como la cooperación intercorregimental y veredal que siempre existió en diferentes comunidades vecinas de Chengue.
La jornada contó con espacios de memoria para aquellas víctimas del conflicto que desaparecieron en medio del conflicto armado y de otras, que nunca más volvieron a causa de la violencia. El espacio también permitió que tanto liderazgos sociales del territorio, como representantes de las instituciones públicas invitadas dieran un mensaje a los y las presentes en esta fiesta. En ese sentido, la directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Sucre, Luisa Isabel Horta, felicitó a la comunidad por su compromiso con recuperar su vida en comunidad.
“Hemos emprendido una campaña comunicacional que habla del poder transformador que tienen las víctimas, y hoy la comunidad de Chengue ha demostrado su poder para transformar (…) y han decidido avanzar, a pesar de los hechos ocurridos [en el pasado]”, manifestó Luisa Horta, en su mensaje a la comunidad presente en la celebración.
Y es que lo acontecido en este corregimiento de Ovejas, Sucre, en la madrugada del 17 de enero de 2001, fue algo que conmocionó no solo a esta zona de departamento de Sucre, sino a todo el país, cuando 27 de sus habitantes fueron asesinados en la plaza pública de este corregimiento a manos de las entonces Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), comandadas por Rodrigo Mercado Peluffo, alias ‘Cadena’, jefe del entonces Bloque Héroes Montes de María, que operaba en esa zona del país.
El pueblo fue finalmente incendiado y todos sus habitantes terminaron en un proceso de desplazamiento masivo que los hizo vivir el desarraigo. Unos años antes, por la violencia que ya venía haciendo presencia en la región, los padres de Amira Oviedo, con ella incluida y sus hermanos, decidieron dejarlo todo atrás por amenazas y también se desplazaron hacia Barranquilla, donde iniciar una nueva vida no fue nada fácil.
Hoy, 25 años después, regresó a Chengue, a la casa familiar donde nació y vivió sus primeros 12 años, hasta ese día que les tocó irse. No les tocó vivir el día de la masacre directamente, pero lo sintieron a través de sus familiares y vecinos, en la distancia. Sus padres nunca más regresaron. Ve en perspectiva todo lo ocurrido y, con sus emociones a flor de piel, valora el estar hoy en su tierra.
“Me siento muy agradecida con Dios y con la gente por el recibimiento de poder estar hoy en mi Chengue del alma, porque he podido venir a llorar, a reír, a recordar y revivir todos los hechos y buenos recuerdos que tenemos de este lugar, después de todo este tiempo por fuera”, manifestó Oviedo. “tengo muchos sentimientos encontrados, pero tengo mucho agradecimiento por vivir este momento, independientemente de lo que en algún momento pasó”, concluyó.
Con este primer encuentro comunitario, la comunidad de Chengue inicia así su proceso de reparación colectiva de la mano de la institucionalidad, con todas las expectativas de poder vivir en paz y unión comunitaria, como alguna vez lo hicieron en esta parte del departamento de Sucre.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.