En la cartelera del salón de profesores del Colegio Manuel Cepeda Vargas en Bogotá, se lee un mensaje que llama la atención: “No están solos, tu corazón no está solo…”. Este es uno de los tantos escritos que algunos estudiantes plasmaron en el Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas.
Al inicio de una mañana fría bogotana en esta institución educativa ubicada en una zona vulnerable de la capital, alrededor de 2.000 estudiantes entre los 12 y 19 años iniciaron la jornada con una pregunta ¿Por qué es importante conmemorar el 9 de abril como día de las víctimas?
En el inicio de una jornada académica atípica, en la que las matemáticas y otras materias no fueron protagonistas, los y las estudiantes de diferentes cursos también reflexionaron sobre las causas y las consecuencias del conflicto armado colombiano, dibujaron tambores o electrocardiogramas para conectarse con los latidos del corazón de quienes perdieron a sus familiares o amigos, tuvieron que desplazarse, dejar atrás propiedades y sobre todo proyectos de vida, principalmente en zonas rurales y apartadas del país.
Luego de la jornada de reflexión, en cada curso se realizó una tamborada simbólica en la que los y las estudiantes simularon tocar los tambores con el propósito de evitar afectar a niños con autismo que estudian en el colegio y quienes son sensibles a ruidos fuertes.
Esta jornada también fue interactiva. Los alumnos y alumnas de la institución vieron videos con testimonios de víctimas del conflicto y leyeron un cuento en el que dos tribus se disputaron la madera y el agua. Al final reflexionaron sobre la necesidad del diálogo para resolver los conflictos.
La rectora del colegio, Adry Manrique, contó que el nombre de esta institución educativa se estableció luego de una acción de reparación para recordar la memoria del congresista, periodista y defensor de derechos humanos Manuel Cepeda Vargas quien fue asesinado el 9 de agosto de 1994. “Recordar a las víctimas nos ayuda a sanar heridas”, aseguró en tono pausado.
Mientras los y las estudiantes dibujaban tambores y carteleras el profesor de educación física, Carlos Andrés Cifuentes no ocultó su alegría por la participación de los colegios en la conmemoración. Para él, este tipo de jornadas ayudan a los estudiantes a que se pongan en los zapatos de las víctimas. “Los estudiantes no pueden repetir esta historia”.
La jornada se desarrolló entre las 7:00 y las 8:30 de la mañana y se enmarcó en la estrategia “La educación abraza a las víctimas” en la que 8.000 establecimientos educativos de todo el país realizaron acciones para recordar a las víctimas del conflicto armado este 9 de abril y tal como lo hizo la estudiante del colegio del sur de Bogotá, es necesario hacerles saber a las víctimas que “No están solos, tu corazón no está solo”.