Resurge una voz colectiva de administradores y empleados bananeros en Urabá

Desde la resiliencia, renace la Asociación de Administradores de Fincas Bananeras (Asafibu) por la defensa de sus derechos como colectivo y fuerza productiva de la subregión.

En Urabá, una región colombiana históricamente marcada por el conflicto armado y la explotación de las fincas bananeras, un grupo de valientes individuos se embarcó en un viaje de reparación colectiva.  Se trata de la Asociación de Administradores de Fincas Bananeras (Asafibu), conformada por administradores de propiedades bananeras que fueron víctimas del conflicto armado, está dando pasos firmes hacia la reconstrucción de sus vidas y la reivindicación de sus derechos.

“Llegué a Urabá en 1981, cuando todavía no estaba la problemática del enfrentamiento entre trabajadores y patrones. En el 83 empezó una violencia bastante recia por el surgimiento de los sindicatos que impusieron su ley en los trabajadores bananeros. En el 87, más exactamente, el 28 de julio, se creó Asafibu como ente jurídico. En el 88, ya entré como presidente, hasta el día de hoy”, recuerda de la Ossa.

Durante décadas, los trabajadores de las fincas bananeras en Urabá se encontraron atrapados en un ciclo de violencia y estigmatización, mientras intentaban ganarse la vida en un entorno laboral adverso. Muchos sufrieron abusos y amenazas por parte de grupos armados ilegales, dejando en ellos profundas cicatrices físicas y emocionales, así como desconfianza entre un gremio que labraba los albores productivos de una subregión.

“Comenzó la persecución selectiva de administradores y empleados que ‘no funcionaban bien’ y eran señalados, por parte de las Farc y el Epl. Si el administrador no funcionaba, como ellos querían, era sentenciado y mataron muchos; de hecho, tenemos un listado de 217 administradores y empleados asesinados. En vista de esas circunstancias, tratamos de amainar las cosas en ese intermedio, que entendieran que nosotros no manejábamos cosas ideológicas, sino administrativas y laborales”, narró de la Ossa.  La historia de Asafibu se levantó entre los desafíos que enfrentaron como administradores de fincas bananeras en Urabá y la resiliencia por mantener una industria que se labraba desde el siglo XlX, en medio de dificultades y un camino teñido de sangre y desolación.

“Los empresarios tuvieron que emigrar, porque eran perseguidos y extorsionados; se fueron y quedamos nosotros a cargo de las fincas. Eso lo tomaron como si nosotros tuviéramos preferencias y no era así, lo que teníamos era que seguir subsistiendo, que las fincas siguieran produciendo y no se acabara la industria bananera “aseguró.

Bazar para recuperar tradiciones y sanar heridas

En el camino de Asafibu hacia la recuperación colectiva, proceso que iniciaron en el 2016 uno de los hitos será el bazar que se realizará el próximo 22 de octubre, en la plazoleta de la alcaldía de Apartadó, donde se busca reunir a todos las y los trabajadores bananeros de la región. El evento pretende fortalecer la unidad entre los afectados por el conflicto armado y revivir prácticas colectivas como la solidaridad.

En palabras de Aidé Torres Serna, integrante del Sujeto de Reparación Colectiva (SRC) lleva 30 años en la asociación: “Nuestro proceso en la reparación colectiva es un proceso de aprendizaje, es un proceso de retomar la confianza, la esperanza, a pesar de que ha estado un poco dilatado, pero no perdemos la esperanza de resarcir todos los espacios que teníamos en nuestro momento y que producto de la violencia fueron cortados. Todas las actividades que nosotros hacíamos eran enfocadas a la unión familiar de todo el gremio bananero”, recuerda.

El bazar será mucho más que una feria de productos. Será un lugar de encuentro y sanación, donde las y los integrantes de Asafibu y otros trabajadores bananeros compartirán historias, tradiciones y experiencias. Además, servirá como una plataforma para sensibilizar a la sociedad sobre los desafíos que enfrentaron y continúan enfrentando.

“Antes de llegar el conflicto, Asafibu hacia encuentros y campeonatos deportivos entre fincas, paseos familiares, bazares, uno de estos -muy significativo- fue un bazar de la cerveza, donde había masiva participación del gremio bananero. Son muchas prácticas, que se fueron perdiendo, pero que, ahora, estamos en la lucha con la reparación; retomando la esperanza, porque nuestras pérdidas no van a ser recuperadas, pero nuestras familias, sobre todo para que las viudas, los niños, tengan esa oportunidad de vivir de recuperar eso que hacíamos y volver a fluir como una asociación que perdure en el tiempo”, dice Aidé. 

El bazar de Asafibu se erige como símbolo de esperanza, un paso hacia adelante en esta valiente travesía, que invita además a conocer su lucha por la reparación colectiva en Urabá. Será un testimonio vivo del espíritu resiliente de estas comunidades que han sufrido las consecuencias devastadoras del conflicto armado. A medida que avanzan hacia la construcción de un futuro más justo y equitativo, y el legado que constantemente expresan, quieren dejar a las nuevas generaciones.

Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.