Con una inversión cercana a los 10.000 millones de pesos, dos comunidades étnicas de San Onofre, Sucre, protocolizaron sus Planes de Reparación Colectiva 

Después de más de diez años, la comunidad afrodescendiente del corregimiento de Aguas Negras y la indígena Zenú del cabildo menor de Berrugas aprobaron los documentos donde se consignan cómo se restablecerán los derechos que el conflicto armado les vulneró.

Con presencia de los liderazgos y miembros representativos de las comunidades de Aguas Negras (afrodescendiente) y del cabildo menor Zenú de Berrugas (indígena) en jurisdicción de San Onofre, Sucre, los días 28 y 29 de noviembre, respectivamente, se desarrollaron dos jornadas donde se dio el aval formal a los Planes Integrales de Reparación Colectiva que contienen las medidas y acciones con las que se repararán los derechos colectivos que fueron vulnerados durante el conflicto armado. 

Una inversión cercana a los 10.000 millones de pesos estipuló el Gobierno del Cambio, a través de las entidades que hacen parte del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV), y del que la Unidad para las Víctimas es la coordinadora, para que estas dos comunidades étnicas puedan materializar cada una de las medidas y acciones consignadas en estos planes, proyectados para ejecutarse durante los próximos tres años. 

Es importante precisar que estas dos comunidades han esperado por más de diez años en ser reparadas colectivamente por parte del Estado, desde que fueron reconocidas en el Registro Único de Víctimas (RUV) como sujetos de reparación colectiva. Por lo anterior, el tener sus Planes Integrales de Reparación formulados y aprobados es una acción diferencial para el presente y futuro de sus miembros, así como para el desarrollo productivo y la recuperación del tejido social desde el territorio. 

“Son dos comunidades étnicas de Sucre que alcanzan este paso histórico con sus Planes Integrales de Reparación, que tendrán una inversión grande y en el que participarán varias de las entidades que hacen parte del SNARIV, tal como acompañaron en fases previas”, comentó Luisa Horta, directora territorial de la Unidad para las Víctimas en el departamento.  

Para la comunidad afrodescendiente del corregimiento de Aguas Negras terminó una espera de más de ocho años desde que inició el acompañamiento institucional por parte de la Unidad para las Víctimas.  

Bertilda Ortega, una de las lideresas de la comunidad expresó: “Nos va a servir muchísimo porque no queremos que la violencia se repita y sabemos que esto pasa solamente una vez en la vida”. 

 Igualmente, la comunidad indígena Zenú del corregimiento de Berrugas protocolizó la aprobación de su Plan Integral de Reparación Colectiva en una jornada que también contó con la asistencia y participación de miembros de su comunidad. En el espacio se socializaron cada una de las medidas que finalmente quedaron incluidas en el plan, permitiendo aclarar dudas y haciendo las precisiones pertinentes.  

“Además de ser un logro diferencial e histórico, es especial para nosotros por ser una comunidad con un gobierno propio como sujetos de derecho y es lo primero que llega de esta magnitud a nuestro territorio”, expresó Omar Fagua, cacique de los cabildos indígenas Zenú en la jurisdicción de San Onofre.  

Por su parte, Pedro Manuel Méndez, capitán del cabildo menor Zenú del corregimiento de Berrugas, comentó: “Este logro de la reparación colectiva es muy importante porque nos trae un verdadero desarrollo a nuestra comunidad y eso nos hace llegar a creer nuevamente en el Gobierno nacional, luego de lo que nos ocurrió con el conflicto armado”. 

Además de la presencia de funcionarios de la Unidad para las Víctimas, se contó con el acompañamiento de representantes del Ministerio del Interior, la Alcaldía de San Onofre y autoridades étnicas del territorio, que actuaron como garantes y serán corresponsables del cumplimiento de estos planes. 

La fase de la implementación de las medidas de reparación está contemplada para iniciar durante el primer trimestre de 2025, para las dos comunidades, haciendo énfasis en aquellas medidas que permitirán el desarrollo de iniciativas productivas en las que el grueso de su población tiene habilidades previamente adquiridas, tales como el desarrollo agrícola en el territorio, emprendimiento asociados al trabajo como artesanos y la ejecución de espacios formativos y de acompañamiento psicoemocional.