Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

En Antioquia, el pueblo zenú avanza en su reparación integral

Gracias a la reparación colectiva de la Unidad para las Víctimas, la comunidad de los resguardos Los Almendros y El 90 reportan progresos en la ejecución de sus medidas.

Como medida de rehabilitación del plan de reparación colectiva que implementa la Unidad para las Víctimas, miembros del sujeto de reparación colectiva de la comunidad indígena de Los Almendros y El 90 del pueblo zenú, en el municipio de El Bagre, realizaron una minga comunitaria y siembra en huertas caseras, para conmemorar el nombramiento de su resguardo. 

Teniendo en cuenta los protocolos de bioseguridad por la situación que se vive actualmente por la emergencia sanitaria, la actividad se desarrolló de manera autónoma, pero con la guía y el apoyo económico de la Unidad para las Víctimas, en los respectivos resguardos.  

El objetivo de esta medida es lograr la implementación, y la sostenibilidad de la recuperación de sus tradiciones y costumbres, como lo son las huertas caseras y las guardias ambientales, que les permita la recuperación y fortalecimiento comunitario a través de estos proyectos productivos.  

Con la siembra de semillas tradicionales y la crianza de animales de corral, avanzaron de manera autónoma en la realización de un ejercicio cartográfico social y reconocimiento del territorio identificándolos como pueblo zenú.  

La actividad se desarrolló de manera simultánea en los dos resguardos, pero se auto reconocen como un solo pueblo, en el que comparten las mismas iniciativas en la ejecución de la medida de rehabilitación.  

Rubén Darío Hernández, cacique de El Noventa manifestó que “gracias a la Unidad para las Víctimas y a las actividades desarrolladas en el territorio en el proceso de reparación colectiva hemos logrado la unión del pueblo, avanzamos en la integración, la recuperación de la hermandad y retomando prácticas propias que se habían perdido”.  

Hernández dijo también que “dentro de nuestras costumbres es el uso de plantas medicinales con las cuales preparamos bebidas y baños para curar enfermedades”.  

La hierbabuena, el orégano, la yerbasanta, el toronjil, el ajonjolí, y el matarratón son algunas de las plantas que se trabajaron durante el encuentro, que según sus usos y costumbres son usadas para ahuyentar los malos espíritus.   

Otro de los objetivos del desarrollo de esta actividad como medida de rehabilitación de su plan de reparación colectiva era sanar sus resguardos y velar por mantener sus tierras sagradas, las cuales representan su todo, así lo manifestaron en medio de los rituales realizados: “Nuestro territorio es lo que recoge las representaciones de lo que han sido nuestras tradiciones, en él hemos podido desarrollar la vida, tenemos buenas fuentes de agua y una gran riqueza en animales y vegetación”.  

Dentro de sus tradiciones, las mujeres son las encargadas de la siembra y recolección, por lo que manifestaron que “las mujeres de nuestra comunidad dentro de sus labores del día a día, están encargadas de la siembra, del cuidado de la tierra, de ahí sacamos muchos de los productos que usamos para la vida diaria”.

Zonas sagradas   

En cuanto a lo simbólico, la conquista y la colonización fueron elementos que de manera drástica alteraron las costumbres y el territorio del pueblo zenú, siendo la instalación de nuevos valores culturales que no se aproximaban a la cosmovisión indígena, los que motivaron el deseo de impulsar acciones para mantener su identidad y por ende todo lo sagrado.  

Luego, la presencia de actores armados como un nuevo colonizador, cambió nuevamente esa concepción del territorio y de las zonas sagradas, las cuales fueron afectadas por la ocupación de personas externas a la comunidad, y por la imposibilidad de transitarlas. Por lo que su forma de resistencia y de lucha para recuperar esas zonas en las cuales está expuesta su sabiduría ancestral y la relación de esta con el universo manifestando que “para nosotros las zonas sagradas hacen parte del territorio general, el hecho de que nos hayan entregado la titulación colectiva de nuestros resguardos, simboliza que toda la extensión de tierra está dentro los límites de lo ancestral y lo sagrado”.  

Por su parte Wilson Córdoba, director de la Unidad para las Víctimas en Antioquia, dijo que ” la entidad continúa avanzando en el acompañamiento a las comunidades en sus territorios para lograr cumplir lo pactado en sus planes de reparación colectiva a comunidades que han sido golpeadas por el conflicto armado”. 

“La recuperación de sus tradiciones y costumbres hacen parte de su reparación integral”, concluyó el funcionario.  

(Fin/SMC/DFM/LMY) 

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