En el marco de dos comités técnicos realizados con estas comunidades, uno con cada Sujeto de Reparación Colectiva (SRC), se dio un histórico paso al dar aprobación de los Planes Integrales de Reparación Colectiva (PIRC), a las primeras comunidades con enfoque étnico afrodescendiente en tener una hoja de ruta que les servirá a los y las integrantes de estos territorios el materializar medidas y acciones que aportarán al desarrollo de sí mismos como comunidad, y a trabajar por la recuperación de sus proyectos colectivos en beneficio de las nuevas generaciones.
En estas comunidades, y debido a la deuda histórica que el Estado colombiano tiene con sus comunidades étnicas afectadas por el conflicto, se logró el reconocimiento de los máximos montos disponibles en ley para la reparación de cada una de estas comunidades; más de 4.000 millones serán dispuestos como recursos directos de la Unidad para las Víctimas, para materializar todas las medidas y acciones consagradas en sus PIRC.
Las dos jornadas, una en cada comunidad, fueron acompañadas por delegados del Ministerio del Interior, Defensoría del Pueblo, la Alcaldía de San Onofre, líderes y lideresas de cada comunidad, además de la Unidad para las Víctimas, quien coordinó el desarrollo de estos comités de protocolización.
Fueron unas jornadas emotivas, donde cada uno de los asistentes, líderes, lideresas o miembros de cada comunidad, tuvieron la oportunidad de manifestar sus agradecimientos, expectativas e ilusiones, de cara a la venidera implementación del proceso de reparación, que está por iniciar.
Una comunidad rebelada
El Cabildo de Rebelión en el corregimiento de Rincón del Mar de San Onofre, Sucre, fue la primera comunidad étnica de este departamento en protocolizar la aprobación de su Plan Integral de Reparación Colectiva, el pasado 5 de diciembre; un proceso que inició hace siete años cuando Luis Manuel Berrio, el presidente de su Consejo Comunitario, hizo la declaración ante el Ministerio Público, como representante de su comunidad.
“Con lo que está pasando aquí hoy se demuestra que la unión ha hecho la fuerza, y que todos los aquí presentes han puesto su grano de arena para que hoy hayamos logrado esto”, manifestó con emotividad Luis Manuel, en el desarrollo de la jornada.
“Hoy hemos logrado algo muy grande, pero debemos ir por más, porque si dejamos de lado la desunión y las rencillas, y trabajamos juntos por nuestra comunidad, nos daremos cuenta de que podemos transformar a nuestro territorio”, concluyó Berrío.
Además de SRC es una comunidad retornada
La comunidad de La Pelona, vereda del corregimiento de Higuerón en San Onofre, Sucre, se convirtió en el segundo Sujeto de Reparación Colectiva (SRC) étnico en este departamento, en aprobar su PIRC, solo un día después que lo hiciera la comunidad del Consejo Comunitario de Rebelión en Rincón del Mar.
Además de ser un SRC, esta es una comunidad retornada a su territorio, luego del desplazamiento masivo vivido a causa de la violencia a principios de este siglo.
Hoy sus liderazgos visibles ven con ilusión y expectativa el inicio de la implementación de las medidas consignadas en su PIRC, como dice Emilce Gómez, integrante del consejo comunitario.
“No tengo palabras para describir el logro que hemos obtenido hoy porque, a pesar de ser desplazados y reconocidos como afrodescendientes, (…) es algo grandioso y espectacular que solo hemos tenido la dicha de vivirlo dos comunidades en Sucre hasta ahora”, manifestó Gómez Tapia
“Nos sentimos muy agradecidos con la Unidad para las Víctimas y con las demás entidades que nos han acompañado en este proceso”, precisó Emilse.
En La Pelona, a algunos integrantes de las entidades y de la comunidad se le hicieron reconocimientos de agradecimiento, de parte del consejo comunitario.
“Sin duda, es un logro muy importante, con todo el reconocimiento para estas dos comunidades que trabajaron muy enfocados en sacar adelante sus procesos de reparación colectiva, (…) nos sentimos complacidos como institucionalidad de este logro porque vemos a estas comunidades comprometidas con su territorio, queriendo dejar claro que Sucre es también un territorio de paz”, comentó Luisa Isabel Horta, directora territorial para Sucre en la Unidad para las Víctimas.
El contexto
San Onofre es un municipio clave para entender la dinámica del conflicto armado en la Región Caribe en el país. Ubicado entre las subregiones de Montes de María y el Golfo de Morrosquillo, ha sido siempre una zona de asentamiento y a la vez de tránsito para los grupos armados irregulares y de estructuras delincuenciales.
Durante la agudización del conflicto en los años 90 e inicios del presente siglo, San Onofre, con sus más de 40 corregimientos y veredas, se convirtió en una zona atractiva para hacer presencia por parte de los grupos armados ilegales.
En ese sentido, Rincón del Mar, una población costera con acceso directo al mar abierto, quedó como punto cercano de referencia de la Hacienda El Palmar (a solo 5 minutos por vía terrestre), que fue la sede principal del Bloque Héroes Montes de María, enclave operacional principal de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC) comandadas por alias Rodrigo Cadena, en esta zona del territorio. Todo tipo de hechos victimizantes se presentaron y ordenaron desde allí, siendo esta comunidad una de las más golpeadas por el conflicto en Sucre.
A su vez, la comunidad de la vereda La Pelona, en Higuerón, al estar tan entronizada hacia zona limítrofe con el departamento de Bolívar, también sufrió las afectaciones del conflicto y una ausencia de la presencia del Estado para su protección, y masivamente decidieron dejarlo todo hace poco más de 22 años, para salvar sus vidas. Además de sufrir el desplazamiento masivo y otros hechos victimizantes, vivieron con la incertidumbre de si alguna vez pudieran regresar a su territorio.
De los 34 SRC que tiene el departamento de Sucre, 23 son étnicos y estas son las dos primeras comunidades con este enfoque que logran tener una hoja de ruta clara y aprobadas, para ser reparadas por el Estado en todas las afectaciones que el conflicto les ha causado.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.