El barullo de las balas les obligó a correr despavoridos buscando refugio entre la espesa selva de la alta Amazonía. El pueblo Nukak, como tantos otros pueblos indígenas en Colombia, ha tenido que sufrir los vejámenes del conflicto armado.
Edinson Mujpabú Chamaqueje, indígena del resguardo Chekamú, recuerda su vida yendo y viniendo con tranquilidad entre los resguardos indígenas La María y Barrancón en San José del Guaviare, pero eso cambió en el año 2000 con la llegada de grupos insurgentes al territorio. “Éramos 10 familias, a 10 indígenas los reclutaron. Las Farc-EP se llevaron a mi hermano y no sabemos que lo hicieron. Mataron a dos en esa época”, afirma.
Estaban en medio de los enfrentamientos entre las extintas Farc-EP y los paramilitares, aunque en ese momento no comprendían quienes, y por qué se estaban matando, no solo entre sí, sino a colonos e indígenas. De lo único que tenían certeza es de que debían huir hacia un lugar más seguro. Fue así como se aislaron y hoy son un pueblo indígena con el que el Gobierno nacional está estableciendo un contacto inicial, a través de la Unidad para las Víctimas y la Asamblea Nukak que se realizó en el resguardo La Fuga de San José del Guaviare, del 30 de noviembre al 3 de diciembre del 2023, con la participación de más de 170 indígenas pertenecientes a esta etnia.
En 2012, la Corte Constitucional estableció medidas urgentes para los pueblos indígenas de Meta y Guaviare a través del Auto 173, como salud, seguridad alimentaria y consumo de sustancias psicoactivas, que fueron los temas centrales a conversar durante el inicio de la Asamblea.
Esto, dado que, por ejemplo, la Defensoría del Pueblo ha evidenciado con respecto a la salud que las comunidades indígenas presentan dificultades para el acceso al agua potable y un saneamiento básico deplorable. Con respecto a la seguridad alimentaria, afirmó que los más afectados han sido las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, pues durante el 2023 se les han vulnerado constantemente sus derechos, conllevando a la desnutrición. El Instituto Nacional de Salud, con corte a julio de este año, notificó 69 casos de desnutrición aguda moderada y severa en menores de 5 años.
En cuanto a la problemática de consumo de sustancias psicoactivas, Dajada Joaquín Nijbe Joonide, autoridad indígena Nukak, mencionó que, con la llegada del narcotráfico y el posicionamiento del Guaviare como productor de cocaína, las y los jóvenes de esta población empezaron a trabajar como raspachines y se les pagaba con pasta base de coca, profundizando una dependencia a esta sustancia y dificultando una independencia económica.
Dada esta situación, la Unidad conversó con el pueblo Nukak en torno a estas medidas urgentes y otros temas relacionados para avanzar en la garantía de sus derechos, especialmente en prevenir y evitar hechos relacionados con desnutrición, consumo de sustancias psicoactivas, poco acceso a servicios de salud, entre otros.
¿Retornar o permanecer?
Con el desplazamiento forzado que generó el conflicto armado, se formaron 22 asentamientos Nukak que hoy están repartidos por todo el Guaviare; algunos quieren quedarse donde están, otros quieren retornar a sus territorios y los demás aún no se deciden.
Por eso, el mayor reto de la Unidad para las Víctimas con esta población es el plan de retornos y reubicaciones.
Este plan se empezó a construir explicándole a los asentamientos, a través de una obra de teatro, cómo es este proceso para tomar la decisión de retornar a su territorio o reubicarse desde su perspectiva cultural y ancestral, todo de manera voluntaria.
Luego se procedió a una concertación entre los equipos técnicos de la Unidad y los asentamientos, para establecer las garantías mínimas que permitan un retorno, como vivienda, agua potable, salud, educación y dotación de semillas que permitan establecer huertos tradicionales parar fomentar y mantener su cosmovisión y cultura ancestral.
La Unidad para las Víctimas estableció un mapa ilustrativo sobre las áreas de influencia de asentamientos de retorno Nukak.
Lo que está al interior del trazo rojo encierra el territorio Nukak. En el mapa se encuentran unos puntos que señalan la ubicación de cada asentamiento, la mayoría están dentro del enmarcado rojo y los demás se ubican por fuera, por lo que se busca estos regresen a su territorio ancestral. Los asentamientos son:
★ Golondrinas
★ Caño Makusito
★ Chekamüj
★ Costeñita
★ Caño Cristal -Kande Jerenina
★ Puerto Nuevo
★ Caño Maku
★ Guanapalo 1
★ Guanapalo 2
★ La Esperanza
★ Filo de Hambre
★ Agua Bonita
★ Villa Leonor
★ Matatigre
★ Capricho
★ Villa Alejandra
★ Chipiai Inbe
★ Gabriel
★ Wanna’be
★ Pepepena
★ Puerto Flores
★ Puerto Ahuyama – Chaana
“El retorno del pueblo Nukak hay que trabajarlo de manera muy intensa con las instituciones porque este se hace atendiendo a las características socioculturales de los Nukak, a su tradición nómada, a su organización por clanes”, señaló Derly Aldana Quiceno, profesional de Intervenciones Territoriales Integrales de la Unidad para las Víctimas.
Salud, una de las mayores preocupaciones de las y los Nukak
“Crema, ¿Tienen crema?”, preguntaba una Nukak mientras sostenía en brazos a su bebé y señalaba su pequeño pie con hongos y heridas irritadas. En esa ocasión el menor pudo ser tratado a tiempo, pues durante la Asamblea se contaba con una ambulancia del puesto de salud de Boquerón, centro poblado al que fueron trasladados la mujer y su hijo.
Pero en la cotidianidad, la salud resulta ser un lujo para esta población que, con los cambios en su hábitat y costumbres, suelen sufrir enfermedades constantemente y tener poco o nulo acceso a servicios de salud.
Por eso, durante su espacio autónomo, pactaron peticiones como puestos de salud con antena de red celular e internet, así como ambulancias fluviales y terrestres, motos o mulas en cada asentamiento. También solicitaron que se realicen jornadas de atención médica cada dos meses y mejoras del etnopabellón garantizando traducción, alimentación y transporte para los acompañantes en los hospitales de San José del Guaviare, Villavicencio y Bogotá.
Un diálogo de gobierno a gobierno
La directora de la Unidad para las Víctimas, Patricia Tobón Yagarí, caminó acompañada del pueblo Nukak desde la entrada del resguardo La Fuga hasta el salón principal, donde la esperaban con muestras artesanales y culturales.
Una vez allí, la directora escuchó atentamente las necesidades y peticiones del pueblo Nukak. “Estoy muy contenta de estar hoy acá con toda la asamblea del pueblo Nukak y sus diferentes familias. Agradezco a las instituciones, amigos y amigas del pueblo que hoy están acá, así como al sistema de Naciones Unidas que hizo esto posible”, afirmó.
Además, hizo hincapié en el compromiso para avanzar de manera colectiva: “La idea es que, durante nuestro mandato, podamos avanzar con todas y todos ustedes. Para que le podamos dejar algo al pueblo Nukak y podamos resolver una parte de las solicitudes históricas que ustedes han hecho”.
Tobón Yagarí finalizó reiterando la disposición de este Gobierno con el pueblo Nukak. “Necesitamos seguir dialogando así: con todos y todas. Vamos tejiendo y avanzando con la confianza de que esto nace a partir de su espacio autónomo. Que de esos diálogos recogemos para poder hacer el trabajo conjunto con la autoridad Nukak”, concluyó.
Por su parte, Dajada Joaquín Nijbe Joonide, autoridad indígena Nukak, expresó la importancia que tiene este evento para su gente: “esto es muy importante para que se entiendan qué necesidades tienen los pueblos Nukak, cómo pueden vivir hoy en día. Por eso, hoy damos gracias por hacer esta Asamblea. Estos espacios son los que necesitamos nosotros”.
Esta es la primera vez el gobierno colombiano, a través de la Unidad, promueve y facilita un espacio con el Pueblo Nukak para escuchar sus necesidades e iniciar el camino de retornar a sus territorios como parte de la reparación integral.
Un Pacto de Convivencia para replicar
En abril del 2022, el pueblo Nukak y las comunidades campesinas de los corregimientos Charras y El Capricho del municipio de San José del Guaviare, presentaron en Bogotá, con el apoyo de la Comisión de la Verdad, el ‘Acuerdo de voluntades por la vida digna y la defensa del territorio’. Ambas poblaciones han permanecido y compartido el territorio durante más de 30 años. Este pacto tiene como objetivo la construcción de una ruta de trabajo que permita la resolución pacífica de los conflictos.
Tras la finalización del trabajo de la Comisión de la Verdad, la Unidad para las Víctimas, en el marco de la Asamblea, se dispuso a retomar este acuerdo para replicarlo con más asentamientos Nukak y poblaciones campesinas del Guaviare.
“Necesitamos tener una buena convivencia, poder resolver y tener un buen trato con los campesinos. Por eso, vamos a tratar un tema muy importante, que son los acuerdos de convivencia, para que se pueda vivir de buena manera en los territorios”, señaló el director territorial de la Unidad para las Víctimas en el Meta y Llanos Orientales, Andrés Dhujiah Aguilar Estupiñán.
Con esa afirmación estuvo de acuerdo Joaquín, como representante del pueblo Nukak. “Tenemos que dialogar con ellos, con las Juntas de Acción Comunal para poder entendernos y para que caminemos en un solo pensamiento, para caminar en un solo camino”, concluyó.
Un hecho histórico, un espacio legítimo para la reparación colectiva
Esta Asamblea, que se llevó a cabo gracias al apoyo del Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo Multidonante, puede ser considerada como el escenario de mayor legitimidad para el pueblo Nukak, así lo afirmó el director territorial en Meta y Llanos Orientales de la Unidad para las Víctimas, porque además de ser un espacio pensado para escuchar las necesidades de esta población de acuerdo a su cosmovisión y sus dinámicas de relacionamiento y pervivencia en el territorio, es el paso inicial para la construcción de su Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC).
“Vamos a seguir caminando con la Unidad para acompañar estos procesos de retorno. En ese proceso vamos a construir el PIRC de los Nukak”, señaló el director territorial, afirmando que para el primer semestre del próximo año se iniciaría con este proceso.
“En la Unidad para las víctimas cambiamos para servir”, con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos”.