Con cantos, procesiones, foros, obras de teatro, eucaristías y globos por la memoria, Bojayá conmemoró los 23 años de la masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002. Tres jornadas intensas de memoria, dolor, dignificación y exigencia marcaron esta fecha en la que la Unidad para las Víctimas y otras representaciones de la institucionalidad acompañaron a las organizaciones sociales y las comunidades afro e indígenas del municipio.
La conmemoración inició en Pogue, donde las cantadoras de Voces de Resistencia realizaron alabados, caminatas con velas y procesiones simbólicas, recordando a las víctimas y reiterando que “los muertos hablan y los vivos cantan”. En Bellavista, se llevó a cabo un foro institucional, se presentó el proyecto de un nuevo sitio de memoria y se realizaron actos culturales con jóvenes del semillero artístico del municipio.
El momento central se vivió en Bellavista Viejo, epicentro de la masacre, donde se realizó la tradicional eucaristía en el mausoleo con el Cristo mutilado. Niños, niñas, víctimas, liderazgos sociales, iglesias y organizaciones lanzaron globos por las más de 80 personas asesinadas aquel 2 de mayo de 2002. La comunidad, que sigue exigiendo justicia y garantías, recordó que el dolor de Bojayá sigue abierto.
“Hace 23 años, el país sufrió por los impactos de presenciar ante los medios de comunicación la degradación del conflicto en Colombia”, recordó Gloria Cuartas, directora general (e) de la Unidad para las Víctimas. “La memoria nos tiene que ayudar a sanar las heridas y a trabajar por la paz de Colombia. Hoy más que nunca no podemos rendirnos pensando que la paz no es posible. La paz tiene que ser posible en Colombia”, agregó.
Leyner Palacios Asprilla, director territorial de la Unidad en Chocó, también acompañó la jornada y en sus intervenciones manifestó que “hoy lamentamos profundamente que las comunidades continúen siendo víctimas del conflicto armado y sigan siendo amenazadas y restringidas en su movilidad y navegabilidad. Invitamos a que la sociedad colombiana acompañe a la comunidad de Bojayá y a todas las víctimas del Chocó y de Colombia para que reparemos sus dolores”.
Desde el Comité 2 de Mayo, las comunidades de Bojayá reafirmaron que “el conflicto armado nos arrebató sueños, personas y territorios”, y que aún persiste un dolor colectivo que no ha sido reparado completamente. Reiteraron la exigencia del cumplimiento de la Ley 2087 de 2021 y de condiciones dignas de vida, y agradecieron la presencia institucional sin dejar de llamar a rodear y proteger a sus liderazgos sociales.
En paralelo, la Unidad para las Víctimas acompañó jornadas de orientación y comunicación con víctimas de las comunidades de Charco Gallo, Mojaudó, La Loma, Pogue, Chanú, Unión Chocó, Usaragá, Piedra Candela, Corazón de Jesús, Playa Blanca, Napipí y Puerto Conto. En Bellavista, la cabecera municipal, se sostuvo un diálogo sobre la implementación de los tres sujetos de reparación colectiva y se apoyó la feria de emprendimientos de víctimas. El día concluyó con un acto solemne ante el Cristo mutilado de Bojayá.
Temas recomendados
En el municipio de Bojayá han sido registradas 38.788 víctimas por hechos como desplazamiento forzado (33.721 víctimas), confinamiento (9.407), amenazas (1.365) y pérdida de bienes (1.034). La Unidad para las Víctimas acompaña a esta comunidad mediante tres planes de reparación colectiva, cuatro planes de retornos y reubicaciones, y la construcción de un sitio de memoria como espacio para el diálogo, la verdad y la dignificación.
Bojayá mantiene viva la exigencia de justicia, garantías de no repetición y paz con dignidad. La Unidad para las Víctimas reafirma su compromiso con esta población y con todas las comunidades que han sufrido el horror del conflicto armado.