Sobre la minga indígena presente en Bogotá

La llegada de la minga del Consejo Regional Indígena de Risaralda (CRIR) a Bogotá, para lograr una interlocución con el Gobierno nacional, es una oportunidad para contribuir a enfrentar los problemas estructurales que impiden generar condiciones de vida digna en sus territorios.

Las autoridades tradicionales del CRIR han asegurado que los 30 grupos provenientes de 18 resguardos Emberá de Risaralda —que hacen parte de la movilización— se han hecho responsables de su transporte y estadía en Bogotá.

 La Unidad para las Víctimas se permite aclarar a la opinión pública que ningún rubro de esta entidad fue asignado para el traslado en buses desde Risaralda a la capital, o para la consecución de carpas, utensilios, entre otros enseres que componen el campamento. Tales aseveraciones o hipótesis carecen de sustento y son falsas.

 La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras establece que la entidad solo brinda acompañamiento de transporte y traslado en los procesos de retornos a sus territorios, reubicaciones e integración local, bajo los principios de seguridad, dignidad y voluntariedad.

De igual manera, la asistencia humanitaria se hace efectiva a familias incluidas en el Registro Único de Víctimas por el hecho victimizante de desplazamiento. El Consejo Regional Indígena de Risaralda es reconocido por su fortaleza organizativa, derivada del tejido social cultivado por los pueblos ancestrales.

Es necesario recordar que una minga indígena representa el trabajo comunitario para lograr su bien común y condiciones de vida digna. Alentamos a la ciudadanía, medios de comunicación y entidades nacionales y territoriales a no desestimar la legitimidad de su voz y a no proliferar mensajes racistas en un momento en el que debe prevalecer el diálogo genuino en aras de construir un país en paz.