Con emoción y algo de nostalgia, Doralina Machado* asistió a la jornada de entrega de cartas de indemnización liderada por la Unidad para las Víctimas en la capital comercial del Putumayo. Como ella, más de 500 personas que sufrieron los efectos del conflicto armado recibieron esta medida de reparación económica, símbolo del compromiso del Estado con su dignificación y bienestar.
“Es un día que recordaremos, porque todos los que estamos aquí fuimos golpeados por la guerra. Agradezco a la Unidad por acercarse y darnos la cara, pues este apoyo, aunque no reemplaza a nuestros seres queridos, es un gran respiro para comenzar de nuevo”, expresó Doralina.
La jornada la lideraron el subdirector general de la entidad, Fredy Quintero, y la directora territorial en Putumayo, María Deysy Pabón, quienes destacaron la importancia de avanzar en la reparación integral de las víctimas. Del total de cartas, se entregaron 184 por sentencia judicial, con una inversión superior a $6.438 millones, reafirmando el compromiso con la justicia y el restablecimiento de derechos.

“Cada entrega nos recuerda que detrás de cada número hay una historia, una familia, un duelo y un sueño que renace. La reparación no borra el dolor, pero sí abre caminos para reconstruir la vida. Desde la Unidad seguimos caminando con las víctimas, escuchándolas y acompañándolas con respeto y compromiso”, señaló Pabón.
El evento también fue un espacio de orientación y encuentro. Entidades como el Banco Agrario, el SENA, Prosperidad Social, Uniputumayo y la Alcaldía de Puerto Asís ofrecieron información sobre programas y oportunidades que permitirán a las víctimas invertir de manera productiva sus recursos y fortalecer sus proyectos de vida.
Además, la Unidad para las Víctimas dispuso un espacio de sanación emocional, donde los sobrevivientes del conflicto armado compartieron sus historias y le apostaron a mirar hacia el futuro con esperanza.
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La Unidad para las Víctimas reafirma su presencia en los territorios y su compromiso de que cada entrega sea más que un acto administrativo: un acto de reconocimiento, memoria y esperanza para quienes han resistido con dignidad los impactos del conflicto armado.





