Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas
Historias de vida

Luis Eduardo Gómez

En memoria de un periodista que fue la ‘chispa de Urabá’

María del Carmen Ruiz, viuda del periodista Luis Eduardo Gómez, asesinado en el año 2011 en el municipio de Arboletes en el Urabá Antioqueño, es una de las mujeres colombianas que estará presente en el homenaje que el Gobierno Nacional rinde este viernes 8 de febrero, en el Hotel Tequendama de Bogotá, a los comunicadores sociales que han sido víctimas de la violencia en Colombia.

En la antesala de este certamen de reconocimiento a las víctimas del periodismo, María del Carmen deja correr la memoria hacia atrás y no puede evitar que le afloren las lágrimas y se le quiebre la voz, cuando recuerda la doble tragedia que le quitó la alegría y le ha dejado una herida que sigue intacta en su corazón.

Primero fue, en el 2009, el asesinato de su único hijo de veintiocho años de edad, y luego, tan solo dos años después, en el 2011, la muerte violenta de su adorado Luis Eduardo, su esposo, el veterano periodista que había decidido hacerse hijo adoptivo de Arboletes, que a lo largo de 43 años vivió enamorado de las costas, de los paisajes, de la gentes laboriosas de esta amable y exuberante región.

Reconocido por su independencia, por su sentido crítico y por sus ganas de ayudar al bienestar de la región, el periodista Luis Eduardo Gómez —como lo recuerda hoy su esposa—, se ganó a punta de esfuerzo y de creatividad, de escribir en medios como El Heraldo de Urabá y Urabá al Día apoyando las causas sociales, un epíteto, un título que le dio la gente y que ninguno hasta ahora ha podido alcanzar. Más que un hombre era un relámpago. Más que un periodista era la “Chispa de Urabá”.

Con su muerte trágica ocurrida el 30 de junio de 2011, a las 7:00 de la noche, cuando dos sicarios en moto lo despojaron del don preciado de la vida, muchos de los proyectos visionarios que Luis Eduardo tenía en mente quedaron inconclusos. Entre ellos, la soñada fundación que se aprestaba a crear para ayudar a la niñez desamparada y al adulto mayor, así como la publicación de un libro en el que se plasmarían las expresiones artísticas de la región y cuyo título sería ‘El libro de Oro de Urabá’.

Después de la muerte de su esposo, doña María del Carmen no solo tuvo que afrontar la desaparición de sus dos seres más queridos, sino que también tuvo que dejar la región donde había sido feliz, donde había echado raíces y se había convertido en la mano derecha de su compañero de la vida. De un momento a otro, se vio obligada a salir de allí y a refugiarse en una de las Comunas de Medellín.

“Matan a mi esposo y me dicen que tengo que salir inmediatamente, porque la vieja sabe muchas cosas y hay que acabarla”, relata María del Carmen, y agrega: “Me ha ido muy duro en la vida. A mí me tocó dejar todo tirado en Urabá. Me quitaron lo más querido, que eran mi hijo y mi esposo. Yo dejé plata regada allá. Y ni formas de que la pueda recuperar porque era de fincas. Cuando me fui a Medellín, me daban bolsos para poder vender. Así fue como sobreviví”.

El corazón de María del Carmen guarda aún un inmenso dolor, pero también conserva la esperanza de que se hará justicia, para que sanen sus heridas y pueda pasar la hoja de este capítulo trágico de su existencia.

Como ella, muchos otros familiares de víctimas del periodismo estarán presentes en el homenaje que se les rinde este viernes en Bogotá, con motivo del Día del Periodista, evento que es organizado por la Unidad Administrativa Especial para la Reparación Integral a Víctimas, y en el cual participarán, entre otros, el Presidente Juan Manuel Santos; el Director de El Espectador, Fidel Cano; los comunicadores Hollman Morris, Herbin Hoyos y Carmen Rosa Pabón, al igual que integrantes de diversas entidades y organizaciones de periodistas en el país.

Será una ocasión propicia para rendir tributo y hacer reparación simbólica a las víctimas del periodismo en Colombia, pero también para recordar las enseñanzas y destacar el ejemplo de valentía que nos han dejado héroes del oficio, como don Guillermo Cano, Director de El Espectador, asesinado por orden del narcotráfico al que denunció, y quien en una ocasión plasmó en el editorial del periódico palabras asombrosas como las siguientes:

“Así como hay fenómenos que compulsan el desaliento y la desesperanza, no vacilo un instante en señalar que el talante colombiano será capaz de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más justa, más honesta y más próspera”.