“Que esto tan horrible que nos pasó en Ituango no vuelva a repetirse nunca”, este fue el clamor que más se escuchó durante el acto de dignificación y en memoria por las miles de víctimas del paramilitarismo en Antioquia.
En el teatro municipal de Ituango, se dieron cita un grupo de víctimas para hacer memoria. Allí, recordaron que la violencia del extinto Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas, trajo muerte, destrucción y desolación a las veredas y corregimientos de este municipio antioqueño, con masacres, homicidios desapariciones, forzadas, secuestros y violencia sexual.
Este acto, liderado por la Unidad para las Víctimas, se realizó en cumplimiento de una sentencia judicial de la sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín, contra este bloque y su exjefe, Ramiro Vanoy Murillo, como máximo responsable.

Fue un momento muy emotivo y conmovedor para José Barrera, un campesino del corregimiento El Aro, el alejado caserío enclavado en las montañas del departamento de Antioquia, donde durante la última semana de octubre de 1997, este un grupo armado perpetró una de las más cruentas masacres del conflicto armado en Colombia.
Él fue testigo de lo que recordó como “ese derramamiento de sangre y la destrucción del pueblo”, que cumple 28 años. Por eso reclama que “merecemos que lleguen los proyectos productivos, la reconstrucción de las viviendas y la vía que tanto necesitamos para salir adelante”.
En esa incursión fueron asesinadas 15 personas entre hombres y mujeres, incendiaron 42 viviendas, saquearon tiendas y robaron ganado, lo que causó el desplazamiento de cerca de 600 habitantes.

Por eso, este acto incluyó momentos significativos que fueron solicitados por los sobrevivientes del conflicto armado, durante las jornadas psicosociales previas con la Unidad para las Víctimas, y que recobran gran importancia para continuar afrontando sus duelos.
Primero, un homenaje simbólico a las personas ausentes (asesinadas y desaparecidas) y a los sobrevivientes del conflicto armado. También un manifiesto con peticiones a Vanoy Murillo, para aportar más a la verdad, y al Gobierno para fortalecer la inversión y desarrollo social que se vio afectado por la violencia.
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Con este acto, además de otras medidas como las indemnizaciones administrativas y judiciales, así como los planes de reparación en los corregimientos de El Aro y La Granja, la Unidad para las Víctimas avanza con las medidas ordenadas por las sentencias judiciales para garantizar los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y no repetición de hechos victimizantes.





