Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas
Historias de vida

Vicente López

El sacha inchi le dio una nueva oportunidad de vida a Vicente López y a 500 familias de víctimas

La triple frontera amazónica entre Colombia, Brasil y Perú ha visto el sacha inchi, una semilla milenaria, como un producto milagroso para tratar diferentes enfermedades digestivas, lumbares y cardiovasculares. Po eso ha sido denominada por sus cultivadores como la planta revelación a nivel mundial.

Pero el sacha inchi no es solo un milagro por sus propiedades. También lo es porque le ha cambiado la vida a cientos de familias víctimas residentes en el municipio de Charta, Santander, que han transformado sus tierras, en las que antes solo había cultivos ilícitos, para darle paso a la siembra de esta semilla milenaria considerada como un fenómeno en la medicina natural.

Una de esas víctimas es Vicente López Herena, hombre sencillo, carismático y un emprendedor incansable. A Vicente se le iluminan los ojos al hablar de su microempresa llamada “Sainsa”, una iniciativa que ha creado productos naturales a base del sacha inchi, que sirven para combatir enfermedades y aliviar problemas de salud como los triglicéridos altos y el reflujo digestivo.

“Sainsa nació en 2017, primero, como una idea de nutrición alternativa en nuestro territorio, pero también como una oportunidad de vida para familias víctimas que por muchos años se dedicaron a los cultivos ilegales. Por medio de Sainsa queremos ayudar a la proyección económica de nuestro municipio y la región”. 

La historia de Vicente no ha sido para nada fácil. Hace más de 30 años perdió forzosamente a su hermano Julio César, quien desapareció sin dejar rastro; lo que sí dejó fue un gran vacío en Vicente y en toda su familia.

“Mi hermano Julio César se fue y nunca más volvió, dejó todo en la casa. Para nadie es un secreto la influencia que tenían grupos armados ilegales en Charta y creemos que su desaparición tuvo algo que ver con ellos. Llevamos más de 30 años buscando a mi hermano por todos los medios, y aunque hemos tocado todas las puertas, ha sido en vano”, subraya.

Pero la desaparición de su hermano ha sido una de las grandes motivaciones de Vicente para seguir adelante y hacer de “Sainsa” una opción fuerte en la alimentación complementaria y natural.

“Nuestro objetivo con Sainsa es reunir a más de 2.000 familias víctimas de Santander, Boyacá y Norte de Santander para que se unan y fortalezcamos este gran proyecto, no solo como una propuesta alimenticia, sino como una opción económica para las víctimas de estos tres departamentos vecinos”, dice.

Y es que los objetivos de Vicente y las familias charteras no tienen límites. Una de las principales metas es crear una asociación de mujeres que, por medio del sacha inchi, lideren una iniciativa empresarial de cosméticos naturales elaborados a base de esta planta milenaria.

La responsabilidad ambiental está incluida en este ambicioso proyecto y, para ello, Vicente espera que por medio de la asociación se fortalezca un grupo de defensa de la flora y fauna de la zona donde se cultiva esta semilla milagrosa, garantizando la conservación de la biodiversidad, no solo para el buen cultivo de la planta, sino también para la preservación del entorno de estas comunidades.

Vicente es un hombre soñador, pero con los pies en la tierra, que día a día trabaja para la consecución de sus objetivos. “Sainsa” llegó para quedarse. Es una oportunidad de ingerir productos naturales y beneficiosos para la salud y un milagro económico de miles de víctimas que han visto el conflicto armado como lo único que se cultivó y creció en sus tierras. Hoy, a través del sacha inchi, esa realidad cambió.

(Fin//MAS/COG)