Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas
Historias de vida

Luz Amparo Marulanda

“Sí se puede y podemos salir adelante”: Luz Amparo Marulanda

Luz Amparo Marulanda Ramírez es oriunda de Pijao (Quindío) donde tuvo una infancia tranquila con sus padres y hermanos. Soñaba con ser enfermera, pero se casó muy joven y se trasladó a Buenaventura (Valle) en donde trabajó duro con su esposo para salir adelante con una tienda; sin embargo, la violencia en el puerto la golpeó y la dejó sola con su hijo.

Tuvo que irse para Mistrató (Risaralda) y tras buscar ayuda en la Unidad para las Víctimas, hoy deja un mensaje de optimismo para todos los afectados por el conflicto en Colombia.  

“Este es un mensaje para todos aquellos a quienes se les cierra el mundo y con el corazón les digo que sí se puede. Me siento bendecida porque gracias a ese apoyo que he tenido puedo darle un plato de comida a mi hijo, puedo adquirir estudio, puedo acceder a tantas cosas, pero es porque no me quedé ahí con ese pensamiento de víctima”, comenta amparo Marulanda. 

“Tenemos que tener claro que eso ya quedó en nuestro pasado, que somos personas luchadoras, emprendedoras que tenemos sueños; que podemos salir adelante. Si nos ayudan, bien, y si no, nosotros con nuestros propios méritos, con lo que nos enseñaron nuestros padres, podemos salir adelante con nuestros hijos porque son los que nos impulsan”, dice. 

“Me fui para Mistrató, Risaralda en donde busqué a la Unidad para las Víctimas y me acogieron muy bien, me ayudaron con alimentación y ropa para mi hijo, tuve un acompañamiento con sicólogas, porque mi hijo tenía seis años en ese tiempo y resultó muy afectado, pero el acompañamiento del psicólogo fue muy bueno”, recuerda.  

Marulanda destaca que la Unidad se contactó con ella y tiempo después de haberle hecho una entrevista sobre lo que quería y en lo que estaba interesada, le aprobaron un kit bovino para un emprendimiento. “Gracias a Dios, recibí tres hermosas novillas en Mistrató. La Unidad de Víctimas fue muy clara que ese proyecto era para mejorar nuestra economía. Tiempo después vendí una y compré dos cerdas de cría y me dieron para tener cinco cerdos de cría más y mi economía empezó a fluir”, anota. 

“Luego empecé con el galpón de pollos y en este momento tengo 100 pollos, 50 gallinas ponedoras, tengo producción de cerdas. Mi economía ha crecido demasiado porque la he sabido administrar, porque he sido muy juiciosa y porque me he centrado en qué quiero para mi vida”, dice. 

Con las ganancias que le ha dejado el negocio, Luz Amparo Marulanda inició sus estudios de enfermería para, según ella, darle un futuro estable a su hijo de 14 años. “Le agradezco a la Unidad para las Víctimas por ese apoyo, por ese acompañamiento. Me han llamado, me han capacitado, he recibido videollamadas, han estado muy pendientes de mí y de mis proyectos, entonces le agradezco mucho porque tengo con qué llevar a mi hogar un plato de comida, tengo cómo sacar a mi hijo adelante, porque no me quedé estancada y he superado mis miedos”, insiste. 

También resalta que ahora exporta huevos y pollos y puede vender cerdos pequeños. “La Unidad para las Víctimas ha sido un apoyo para mí, ha sido el eje central para mi economía, para la generación de ingresos y entonces quiero darle un mensaje muy caluroso a los que somos víctima: que salgan adelante y que todos los sueños y las oportunidades que tengamos las aprovechemos al máximo”.