En una zona vulnerable del suroccidente de Barranquilla, llamada Villas de San Pablo, se realizó la segunda versión del festival Arte Fest, que reunió a más de 800 personas entre quienes se cuentan 636 jóvenes de las 27 delegaciones artísticas y culturales.
El esfuerzo hecho por la Asociación para el Desarrollo Social Villas de San Pablo (Asodesvisa), un conglomerado de jóvenes víctimas del conflicto armado, permitió sacar adelante lo que ellos denominan la juntanza de saberes culturales para la transformación por la paz grande.
La Unidad para las Víctimas, en cabeza de la subdirectora Sonia Londoño y la directora territorial Atlántico, Yesenia Pérez, hizo presencia en el espacio.
El escenario escogido fue el polideportivo del barrio, en donde se presentaron muestras folclóricas, un panel de reflexión sobre el tema de la paz y exposiciones de fotografía, pinturas y esculturas elaboradas por los jóvenes artistas.
José Arrieta, presidente de Asodesvisa, afirmó que la Paz Total se construye con toda la nación grande, de los diferentes rincones del país y que, mediante las juntanzas culturales, se generan nuevas narrativas para la consolidación del proceso de reconciliación.
También reconoció que el festival es una iniciativa que nace desde las bases sociales para visibilizar a Villas de San Pablo como una comunidad resiliente.
Luego de agradecer la presencia de la institucionalidad y de las organizaciones defensoras de derechos humanos, hizo un llamado al resto de la sociedad para que se sumen al esfuerzo de los jóvenes, que son quienes mueven al país y que deben convertirse en el centro de la política pública de desarrollo.
“Son los jóvenes de la Colombia profunda quienes a través de las artes apuestan para la solución al conflicto que no nos pertenece, pero que nos afecta a todos”, expresó Arrieta.
A su turno, Sonia Londoño, subdirectora de la Unidad para las Víctimas, dijo que, en articulación con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se viene trabajando para avanzar en la transformación de los territorios a partir de la construcción de memoria sobre lo que ocurrió en el país en medio del conflicto.
Londoño manifestó la necesidad de reconocer las nuevas formas de reparación simbólica para avanzar hacia una sociedad para la paz grande.
Además, la subdirectora dijo que la transformación se hace en colectivo y que por eso la Unidad para las Víctimas acude a ese llamado, porque es un compromiso de las entidades de Gobierno, y en ese sentido afirmó que se está trabajando en la atención psicosocial para recuperar el enfoque diferencial en la aplicación de las políticas públicas desde el nivel central.
Londoño agregó que las 20 direcciones territoriales y los respectivos equipos territoriales son determinantes para poder trabajar en el diseño de la misión que le asigna la sociedad a la entidad.
“Hay otras formas de sanar. Desde la cultura y la diversidad se puede construir un nuevo escenario, con los jóvenes ejecutamos la misión”, concluyó.
Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.