Fuente: Grupo de Gestión del Talento Humano
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Para algunos adultos existen hábitos que se reconocen como parte de una rutina y experiencias catalogadas como normales. Para los jóvenes de hoy, algunas cosas resultan especialmente difíciles o novedosas: separarse de su teléfono celular, realizar actividad física, consumir fruta, agua, interactuar personalmente con personas de la misma edad, pero extrañas, o comerse –sin protestar- platos caseros preparados con leña.
Pues bien, el Grupo de Gestión de Talento Humano les propuso el reto a los jóvenes y adolescentes que hacen parte de la Familia de la Entidad.
Entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre, estos aventureros emprendieron una experiencia, de esas que dejan huella positiva en la vida, cuando ese lunes 28 jóvenes se embarcaron hacia el municipio de Nimaima al sector conocido como Tobia.
El primer reto se presentó al bajar del vehículo que les transportaba, ya que la zona de camping se encontraba retirada, por lo que debieron caminar y subir por una pendiente bajo un intenso calor y con el equipaje al hombro. Casi instantáneamente, se percataron de otro hecho, grave para algunos (pero en especial para los padres), y fue que la señal de los teléfonos era bastante inestable, algunos operadores no tenían y otros apenas durante escasos minutos.
Lo cierto es que hoy lo contamos como un logro, porque logramos desviar la atención de nuestros jóvenes, de sus pantallas, para que se enfocaran en otros temas de su entorno inmediato, como la naturaleza, la actividad física saludable, la construcción de relaciones sociales y la interacción con normas de convivencia, en un campamento con espacios para el reconocimiento, la ecología, la gastronomía típica y la aventura, mucha aventura.
Plan piscina
El primer día tuvimos actividades de esparcimiento y recreación en la piscina. Para ese momento, ya se habían conformado los grupos por carpas y la timidez, daba paso a la exploración social. Después de una tarde de despliegue físico y de jugar hasta el cansancio en una piscina (caballitos, ponchados, rescate del tesoro, pasar por debajo, cruzar sin tocar el agua), en la noche, durante la comida y en la fogata de reflexión, ya había material de sobra para chistes, anécdotas y reclamos jocosos. Entonces, parecía más una reunión de viejos amigos o egresados que se volvían a ver, que un grupo de muchachos que unas horas antes, si acaso, se miraban entre sí.
Canotaje por el río Negro
El segundo día empezó muy temprano, luego del desayuno y aseo a las carpas, cuando el grupo se trasladó para afrontar otros retos, el primero de ellos, el canotaje o rafting por los rápidos del Rio Negro. Allí, las actividades se realizaron con todas las medidas de seguridad y brillaron por las altas dosis de adrenalina, diversión y esfuerzo físico desplegadas. Casi a la mitad del recorrido, se tenía la opción de parar, escalar una roca y efectuar un salto de cinco metros aproximadamente, para caer al rio, alcanzar la balsa y seguir el recorrido. El resultado: 28 diferentes estilos de salto, cuatro adultos indecisos que al final no aceptaron el reto y varios minutos de retraso, esperando a los temerosos. Para ese momento, el grupo ya estaba compacto. En la tarde, la actividad propuesta fue el trekking o caminata en contra de la corriente. Por efectos climáticos, el cauce del río estaba disminuido, pero ese no fue obstáculo a la hora de divertirse y apreciar las maravillas que nos ofrece la naturaleza.
A las actividades deportivas de aventura les acompañaron talleres de reflexión y afianzamiento de valores, buscando fomentar en los jóvenes la autonomía, la seguridad, la independencia, el respeto por sí mismos, por los demás y por la naturaleza, teniendo en cuenta la etapa de la vida que atraviesan.
Esa segunda noche fue muy especial, porque algunos grupos de amigos no querían separarse ni dejar de contar sus cosas, su vida y sus gustos. El entusiasmo y la fraternidad vencieron el cansancio de una larga y extenuante jornada física, emocional y mental.
Descenso en rapel y despedida
El tercer y último día tuvo tres momentos característicos: el descenso en rapel o canyoning (cañoning), en el cual nuestros jóvenes realizaron actividad física de aventura, con total seguridad, y demostraron una vez más su arrojo y fortaleza física. El segundo momento fue la charla motivacional en la que se reforzaron los conceptos de familia y se les explicó el importante papel de la Unidad para el país, motivando a los jóvenes a conocer más sobre la labor que sus padres y familiares desarrollan, con la cual contribuyen al logro de las metas institucionales. Y el tercero fue la emotiva despedida, en la cual, con el intercambio de números de teléfono, datos de contacto y sobre todo, abrazos, se selló esta exitosa actividad.
Desde el Grupo de Gestión de Talento Humano agradecemos a todos los padres que nos confiaron esta bonita responsabilidad. Podemos decirles que estos jóvenes demostraron su gran disposición en todo momento, que su comportamiento fue excelente y que hubo mucha alegría, sin duda reflejo de los valores que han recibido en sus hogares y que caracteriza a esta gran familia.