La Unidad para las Víctimas reunió a 100 campesinos víctimas de los municipios de Galán, El Hato y el corregimiento la Fuente que pertenece a Zapatoca, en Santander en la Casa de la Cultura de Galán para conmemorar el día de los derechos humanos, avanzando en la reparación simbólica, la atención y orientación dirigida al pueblo campesino y la soberanía alimentaria de los y las habitantes de la región.
Esta conmemoración se realizó en articulación con la Personería municipal y el enlace de víctimas de Galán. En el centro de la jornada se pusieron los derechos humanos y desde el inicio del espacio, se reafirmó la importancia de escuchar la voz de las víctimas y destacar la dignidad de la población campesina y así como la necesidad de construir la paz en el territorio.
La conmemoración inició con una narración donde se compartieron los principales hechos libertarios de las mujeres y hombres de esta provincia de Santander que aportaron a gestar los derechos humanos en Colombia. Además, se presentó un taller de ‘Cultivos alternativos y sanos ambientalmente’ donde se expuso la importancia de la soberanía alimentaria.
Durante la narración histórica de la gesta comunera que se suscitó hacia el siglo 19 en este territorio, se recordó que la población campesina tenía ‘obligaciones’ más no eran reconocidos sus ‘derechos’. Esto lo reafirma Edilia Duarte, víctima del conflicto: “Nosotros hemos sido víctimas, por estar en la parte rural, al ser campesinos, creen que no tenemos derechos a tantas cosas que nuestra constitución nos lo ha dado, por ser de la parte rural nos los quitan, nos pisotean”.
Es así como la Unidad para las Víctimas en Santander continúa el proceso de reparación integral con la población campesina de estos municipios, tras la entrega de indemnizaciones judiciales realizadas en abril de 2023. Javier Peña, director territorial de la Unidad para las Víctimas en Santander enfatizó: “Este territorio fue muy golpeado por la violencia, especialmente la comunidad campesina, es por eso estamos aquí en un proceso de reparación, por la dignidad y la paz del pueblo campesino”.
Por su parte, Ángel María Bautista, desplazado por el conflicto armado exigió públicamente “que la reparación sea para uno en vida para disfrutarla ¿Qué va a hacer un joven que necesita pagar un semestre de la universidad si le pagan la indemnización dentro de 40 o 50 años?”.
Con la franqueza que caracteriza a las y los santandereanos, Alejandro Ardila, campesino víctima del conflicto, dice que la paz se cultiva desde casa como se hace con toda la siembra: “En el campo todos trabajamos de hombro a hombro, mujeres y hombres cultivamos maíz, yuca, plátano, café y cacao; si uno mismo tiene su senda de la paz en el hogar con la señora, con los pelados, ahí comienza la paz”.
La riqueza del territorio y la sabiduría campesina fue fortalecida y reconocida por la Unidad para las Víctimas en esta conmemoración.
De esta manera la Unidad para las Víctimas generó espacios de reflexión sobre la relación entre los derechos humanos con la soberanía alimentaria y la defensa del territorio, y aportó herramientas que facilitaron el empoderamiento y las capacidades transformadoras de las víctimas para propiciar procesos de organización y la reparación integral.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.