ACNUR y la Unidad para las Víctimas avanzan en la prevención del reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes en Risaralda

Durante dos días, la Dirección Territorial de la Unidad en el Eje Cafetero acompañó a la agencia de la ONU en la entrega de dotación deportiva a menores de edad de los municipios de Mistrató y Pueblo Rico para prevenir el reclutamiento forzado de parte de grupos ilegales.

Como parte de su misión de prevenir el uso y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en el conflicto, la Unidad para las Víctimas se unió a la iniciativa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) e hizo entrega de dotación deportiva que beneficia a más de 1.500 menores de edad de los resguardos Unificado Emberá Chamí, Gitó Dokabú y Alto Andágueda, en los municipios de Pueblo Rico y Mistrató.

Según cifras de la Defensoría del Pueblo, en 2024 unos 409 menores de edad fueron reclutados por grupos armados. Pese a que el Cauca es el departamento predominante, en el Eje Cafetero la presencia del ELN y el Clan del Golfo han activado las alertas de las instituciones. Los niños, niñas y adolescentes son quienes han estado en el foco del conflicto y, ante la necesidad de prevenir que sean utilizados en espacios de violencia, recibieron dotación de balones, colchonetas, arcos de fútbol, lazos, entre otros, para que puedan hacer uso de su tiempo libre en actividades lúdico-deportivas.

Con estos elementos, la Unidad para las Víctimas y la cooperación internacional buscan adecuar los resguardos indígenas y contribuir al desarrollo y cuidado de la infancia en estas comunidades.

Andrés, un menor de 14 años, caminó junto a sus compañeros por más de tres horas desde la Institución Educativa Purembara, con el propósito de llegar a la carretera y encontrar un bus que los llevara al municipio de Mistrató. Desde las 3:00 a.m. estaba despierto y ansioso por recibir los implementos deportivos que le permitirán seguir formándose como deportista. El docente Jhonnier Wazorna afirmó que las condiciones de vida en el resguardo Unificado Chamí no son fáciles.

“En el resguardo no tenemos condiciones de vida dignas para que los niños puedan divertirse y eso, muchas veces, facilita que sean reclutados por grupos al margen de la ley”, señaló Wazorna.

Es así como, en un ejercicio de articulación entre ACNUR, la Unidad para las Víctimas y el ICBF, se busca fortalecer los espacios de cuidado de los menores de edad de más de 40 comunidades indígenas. “No podemos desconocer que Mistrató y Pueblo Rico enfrentan una situación compleja por la presencia de actores armados”, aseguró Katherine García Ochoa, directora territorial de la Unidad en el Eje Cafetero.

La directiva agregó que las comunidades “están expuestas a dinámicas de violencia estructurales que representan un riesgo para su pervivencia, especialmente los niños, niñas y adolescentes, quienes han sido instrumentalizados y utilizados como arma de guerra”.

Durante la jornada, el resguardo Gito Dokabú del corregimiento de Santa Cecilia también recibió ayuda humanitaria por el confinamiento y desplazamiento que tuvo que enfrentar en los últimos meses por amenazas del ELN. Además, más de 200 familias recibieron 359 kits de aseo, mosquiteros, lámparas solares y elementos de primera necesidad para bebés y mujeres. El espacio también permitió concientizar a las familias sobre la violencia intrafamiliar y de género.

García Ochoa hizo un llamado a incluir a las niñas y mujeres en espacios de liderazgo y agregó que “las familias deben fortalecer los espacios de diálogo y empatía. La educación es el primer paso para prevenir que ellos huyan de sus hogares en busca de un mejor futuro”.

La Unidad para las Víctimas reafirma su compromiso con la reparación, dignificación y justicia para las comunidades indígenas que han sido víctimas del conflicto y fortalece una cultura de cuidado con los niños, niñas y adolescentes que favorezca la reparación y no repetición.

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