En días pasados el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó el informe ‘Aniquilar la diferencia’: lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano.
Con el fin de avanzar en el entendimiento de la violencia que ha sufrido esta población y la resistencia experimentada por este grupo en el marco del conflicto armado, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) desarrolló una investigación durante 2 años, en la que participaron 63 víctimas LGBT que dieron su testimonio en profundidad.
Durante el estudio se realizaron talleres colectivos de memoria en los cuales intervinieron al menos 120 personas. El análisis se focalizó en 4 departamentos: Antioquia, Bolívar, Cundinamarca y Nariño.
Estos departamentos tenían los picos más altos de registro de víctimas LGBT, sin embargo, actualmente ha cambiado, pues también se incluye el Valle del Cauca dentro de la lista, así lo asegura Nancy Prada Prada, coordinadora del enfoque de género en el Centro de Memoria y coordinadora de la investigación. Según el Registro Único de Víctimas, en Colombia hay 1.462 víctimas LGTB. Sin embargo, la tasa puede ser mayor teniendo en cuenta aquellas personas que no han manifestado su condición de víctimas.
Según la coordinadora, la importancia del informe radica en “construir la memoria histórica de un sector de víctimas que han sido marginadas, cuyas voces han sido silenciadas y no han participado en otros ejercicios de memoria previos. El objetivo es que sus voces se incorporen, se incluyan y aporten a la memoria histórica de este país. Que su dolor, su sufrimiento y sus estrategias de resistencia hagan parte de esta historia”.
Al justificar el alcance de esta investigación Prada añade que existen repertorios de violencia específicos contra las personas que se apartan de las normas de género y sexualidad. Una persona del sector LGBT podría verse afectada por la misma violencia que sufren las comunidades, pero los impactos en su vida son diferenciados. El impacto del desplazamiento es distinto entre esta población. Las personas que por ser de la población LGBT fueron atacadas, es la razón que los expone a las dinámicas del conflicto. Son sectores que vienen de una larga historia de violencia que tiene que ver con la estigmatización y el rechazo a todo lo que es diferente, violencia en la escuela, en los barrios, en las religiones, en los medios. La guerra no se inventa la violencia contra estas personas, lo que hace la guerra es exacerbar estas violencias que ya preexistían. El informe, es el punto de partida para lograr una construcción de sentido y lenguaje que los reconozca dentro de la sociedad.
Además de Nancy Prada en la coordinación, el equipo de investigación estuvo conformado por dos investigadores y dos investigadoras: Marlon Ricardo Acuña Rivera, Juan Pablo Bedoya Molina, Estephany Guzmán González y Luisa María Ocaña Muñoz. A su vez, colaboraron en el apoyo técnico y financiero la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (Uariv).
Iris Marín, subdirectora de la Unidad para las Víctimas asegura que el informe es un avance en la comprensión de las cotidianidades, una puesta histórica que permite visibilizar la población LGBT, pero que sobre todo muestra su resistencia dentro del conflicto.
Por su parte, Peter Natiello de Usaid, garantiza que dentro de los compromisos del gobierno de Estados Unidos en el tema del conflicto está el promover la igualdad. Así mismo, Lina Palacios, participante del informe añadió que, “tenemos la oportunidad de contar todo lo que nos ha sucedido y vencer el miedo. No somos víctimas, somos seres en evolución. Como el ave Fénix, renacemos de las cenizas. ¡Aquí estamos y aquí nos quedamos!”.
La presentación estuvo amenizada con la participación de Mesa Diversa de la comuna 8 de Medellín, agrupación que interpretó un tema para crear conciencia acerca de la violencia generada hacia la población LGBT. Además se instaló una exposición fotográfica llamada ‘Esta guerra nos ha impedido amar (nos).
El panel fue moderado por Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, en este participaron miembros de fundaciones, entidades y representantes de la población LGBT. Rommel Rojas, de OIM, expuso en pocos minutos las fotografías que aparecen dentro del informe y afirmó que “hacer fotografía es hacer memoria”. En este sentido, Ange La Furcia, transgenerista de la Fundación Santa María de Cali, manifestó que “el género es una máquina genocida y añadió: paramilitares, guerrilleros, estado colombiano, sociedad colombiana, ni una muerte más”.
De igual forma, Darla Cristina González Arias, colaboradora del informe y miembro de la Mesa Nacional de Víctimas sostuvo que “aunque ser partícipe del proceso de investigación fue muy doloroso, el trabajo que hacemos realmente vale la pena”. Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo asegura que hay que analizar los factores que promueven estas acciones y el informe es un comienzo de ello.