Con el ritual ‘Agua de mi sangre’, en Calamar, Bolívar, víctimas de desaparición forzada arrojaron claveles blancos, rojos y amarillos al Canal del Dique para recordar la vida y la memoria de sus familiares, que fueron asesinados y lanzados a las aguas por las extintas Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, durante los días cruentos del conflicto.
La Unidad para las Víctimas y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) organizaron estos actos de dignificación de la memoria de las víctimas, de recordación, sanación y esperanza.
El acompañamiento a estos espacios estuvo enmarcado en las jornadas de Conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Luego de la ceremonia realizada en la ribera del Canal del Dique partió una caminata por las calles de Calamar que llegó a la Casa de la Cultura, donde se realizaron actos de reflexión y se oyeron voces que abogaron por la verdad, la no repetición y la fortaleza del perdón.
El líder social de Bolívar, Oscar Mallarino, expresó: “Toda la vida he bebido agua con sangre”. Explicó que nunca dejó de pensar que el agua que se dispone del Canal para hacerla potable a distintas comunidades lleva la sangre inocente de aquellos que fueron asesinados y lanzados a las aguas de esta bifurcación del río Magdalena.
El líder social José Pacheco, entre tanto, sostuvo que, a pesar del dolor por las desapariciones de sus familiares, todos los días se lucha por hacer posible los anhelos y los sueños de las víctimas del conflicto. Hizo un homenaje a las mujeres que son el sostén de la persistencia en la búsqueda de sus seres queridos, víctimas de los violentos. Clamó por la no repetición de la guerra y agregó que en el lecho del Canal hay cerca de 20 mil víctimas.
Según el Grupo de Análisis de la Información de la Justicia Especial para la Paz (JEP), estimó el año pasado que, entre 1991 y 2015, fueron desaparecidas al menos 9.638 personas en el Canal del Dique.
La directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Bolívar San Andrés, Marta Luz Salazar, dijo que existe un reto para la institucionalidad y la sociedad civil para abordar las causas estructurales del conflicto armado y su persistencia. Sostuvo que la Unidad para las Víctimas trabaja en el acompañamiento de las víctimas no solo para enfrentar los retos para alcanzar la paz y la reconciliación en los territorios, sino para avanzar en el hallazgo de soluciones para que las víctimas puedan contar con recursos propios y desarrollarse autónomamente, sin depender de acciones asistencialistas.
El líder social de Calamar, Álvaro Acosta dijo que las víctimas del territorio han sido resilientes y resistentes. “Nosotros somos un pueblo luchador y solo queremos saber la verdad y el esclarecimiento de estos hechos violentos”.
Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.
