Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Familiares de víctima de ejecución extrajudicial recibieron su cuerpo después de 33 años de espera

El cuerpo de Lorenzo*, un joven asesinado por la fuerza pública en la masacre de Las Palmeras (1991), fue entregado a sus familiares con el acompañamiento de la Unidad para las Víctimas y la Fiscalía General de la Nación. La medida responde a un fallo de la Corte IDH.

Personas reunidas en misa ceremonial

La Unidad para las Víctimas acompañó la entrega del cuerpo de Lorenzo*, un joven que fue víctima de ejecución extrajudicial en la masacre de Las Palmeras, cometida en 1991 por integrantes de la fuerza pública en Mocoa, Putumayo. La Fiscalía General de la Nación realizó el trabajo técnico para esclarecer la identidad del cuerpo encontrado y ambas entidades efectuaron la entrega digna a sus familiares después de 33 años de espera. La medida respondió al fallo que emitió la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en el caso Las Palmeras vs. Colombia.

El espacio contó con un acto religioso y simbólico como parte de las acciones de reparación ordenadas por la Corte IDH. Antes y durante la entrega digna se brindó acompañamiento y atención con enfoque psicosocial a la familia, y se realizó la inclusión de la víctima y sus familiares al Registro Único de Víctimas, como parte de los compromisos hacia las garantías de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, teniendo en cuenta la necesidad de aportar al reconocimiento del buen nombre de la víctima.

“En estos casos, el Estado sí tiene algo que ver porque hay cosas que al Estado se le salen de las manos, y estas son cosas que no se deben repetir. Conozco muchos casos de madres que buscan a sus hijos, a sus padres, a sus hijas, y nunca los han encontrado. Hoy podemos agradecer que hoy se nos ha cumplido un deseo: el de saber y reconocer a nuestro ser querido”, dijo Juan Pablo*, familiar de Lorenzo*.

Asimismo, durante esta entrega se contó con el acompañamiento del equipo interdisciplinario de la Fiscalía, quienes socializaron los procedimientos científico-forenses que permitieron la identificación plena de la víctima.

Para finalizar, Juan Pablo* manifestó que: “Se le debe pedir al Estado, que es el que nos dirige, que se hagan cosas por el bien de la comunidad y la humanidad. Mi familiar no era de grupos violentos, fue una víctima, afortunadamente después de tantos años se pudo comprobar esto, solamente el destino lo cogió en el lugar que no era”.

En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.