Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

“Esperamos que nos escuchen a los últimos de la cola”: el mensaje de las víctimas durante su conmemoración

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“Yo pensé que mi dolor era solo mi dolor, pero escuchándolos me di cuenta de personas que también sufrían y que hay historias desgarradoras. La verdad es que todos tienen historias distintas que tienen que ser escuchadas”: Nora Zuleta Vanegas, integrante de Fedegán y víctima de extorsión y expropiación pronuncia cada palabra con la compasión que otorga enterarse de las tragedias vividas por otros y la conmoción de verse reflejada en ellas.

Zuleta Vanegas es una de las 40 víctimas que contribuyeron este domingo en “Entre víctimas: experiencias de vida y resistencia para transformar a Colombia”, un espacio al que asistió virtualmente el presidente Gustavo Petro y que propició la Unidad para las Víctimas con dos objetivos: rechazar la estigmatización ejercida contra ellas por su diversidad de orígenes y pensamientos ideológicos, y promover su participación central en la transformación de la sociedad colombiana que persigue la paz total.

El acto dio inicio a la semana de conmemoración del 9 de abril que lidera la Unidad en conjunto con otras entidades del Gobierno Nacional. Más allá de eso, hizo las veces de una gran mesa redonda en la que las asistentes tomaron la palabra para reclamar por reparación integral, pusieron al servicio de los otros sus experiencias de vida y cuestionaron al Ejecutivo sobre qué tanta participación real les va a propiciar en los diálogos de paz.

“Aquí también estamos los ganaderos que hemos sido víctimas de este conflicto. Como dijo el presidente, la paz total no se hace discriminando a unos y otros. Así como ustedes estuvieron en medio de este conflicto, nosotros también lo hemos sufrido hace muchos años”, dijo Zuleta Vanegas, mientras entregaba a la Unidad un jarrón blanco, reconstruido por ella y otras víctimas pues “a pesar de las diferencias, sí se puede construir un país por medio de la esperanza y la diversidad; la paz total va a llegar con ayuda de todos nosotros que estamos poniendo un granito de trabajo para lograrla”.

El jarrón fue quizá el símbolo más poderoso y visible que se alzó en este espacio. Retrató cómo los tejidos sociales de Colombia, aunque estén fracturados, pueden transformarse gracias a la voz de las más de nueve millones de personas golpeadas por el conflicto armado. El acto se llevó a cabo en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, en Bogotá, y reunió a víctimas de distintas regiones, pertenecientes a pueblos indígenas y negros, al campesinado, a colectivos de mujeres y representantes de la comunidad LGBTI, a víctimas que sufrieron el atentado en la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, y en situación de discapacidad, entre otras.

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Patricia Tobón Yagarí, directora de la Unidad para las Víctimas, mencionó que, aunque somos un país fragmentado y estigmatizado, es vital la unión para transformarlo en conjunto, y ese proceso es impensable sin la experiencia de las víctimas, pues tienen la autoridad moral para trabajar por la paz de Colombia. Tobón Yagarí reconoció que el perdón es un camino largo y necesario, pero no el único para avanzar en diálogos de paz.

“Primero necesitamos reconocer el dolor, que nos solidaricemos los unos con los otros porque de esa manera es que le podemos hablar al país desde una ética pública. Es necesario que se escuche esa verdad. Puede que no haya perdón, pero puede haber escucha y reflexión. Puede que alguien no comparta con este gobierno, pero es el deber de este gobierno trabajar por que haya justicia social para todos. Nosotros queremos trabajar estos años en un proceso de transformación, convivencia, diálogo social, serio y fuerte con las víctimas”, describió la directora.

Promover la participación en las negociaciones de paz que adelanta el Gobierno, como también en las reformas que requiere la Ley 1448, conocida como Ley de Víctimas, para contribuir a cerrar el rezago en la reparación integral, fueron algunos puntos que expusieron las asistentes. Así lo dijo Germán Medina, víctima de desplazamiento forzado e integrante de la Fundación Fecasode, que brinda apoyo a otras personas que han padecido este delito.

“Nosotros los campesinos, los indígenas, siempre nos quedamos atrás, en la cola. Escuchan primero a los ministros, a otros funcionarios, a secretarios, luego a uno nunca lo escuchan. Esta es la primera vez. Tengo mucho que decirle al presidente Gustavo Petro. Esto porque el problema es que nos escuchen. Gustavo Petro parece ser un presidente diferente y por eso esperamos que nos escuche a los últimos de la cola porque ahí está la riqueza de la sociedad. Mi pregunta es ¿Qué participación nos van a dar ustedes a nosotros en esa tarea?” expresó Medina.

Como él, intervinieron otras asistentes: Rosa Quiñones, lideresa afro que ha sufrido violencia sexual y desplazamiento, indicó que necesitan más garantías y no sentirse tan solas y solos en los territorios; Manuel Velandia, representante de la población LGBTIQ+, pidió incluir a las víctimas en el exterior en este proceso de diálogo y escucha; el líder social Gerney García recordó que existe un acumulado histórico de acciones de las víctimas y de formas organizativas que deben ser tenidas en cuenta; mientras que Olger Pérez saludó la disposición que ha visto en el actual gobierno con el campesinado, en específico con regiones fuertemente afectadas por el conflicto armado como lo es el Catatumbo.

Fueron muchísimas voces y decenas de peticiones las que se escucharon durante el espacio, todas coincidían en la reconciliación, pero también en la exigencia al Gobierno Nacional de una adecuada ruta de atención y reparación. Además, en medio de las negociaciones de paz que adelanta el Ejecutivo, Freddy Simón Manjarrés, en representación de las víctimas de la Escuela de Cadetes General Santander y del conjunto de personas afectas por el ELN, en general, exigió hacer parte de la mesa con este grupo, pero con una participación que tenga los mismos beneficios de las otras partes involucradas, “con la misma fuerza, voz y voto”.

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En el espacio, el presidente Gustavo Petro reconoció el rezago presupuestal que existe para reparar integralmente a las víctimas: “En mi opinión, si nos mantenemos con el ritmo en el que estamos, los nietos de las víctimas son los que terminarán recibiendo una reparación. Porque los tiempos de las normativas que se han construido es para no reparar a las víctimas. En el país se ha creado una normativa premeditadamente con la intención de que, por ejemplo, no haya restitución de tierras”.

Ante esa realidad y la necesidad expresada por las víctimas para acordar un encuentro con Gustavo Petro, el jefe de Estado apoyó la propuesta de concertar un encuentro más cercano con ellas. “Recojo la propuesta de la reunión de una delegación de víctimas, para que podamos evaluar y llevar las conclusiones de esta reunión. Evaluar todo el procedimiento que hasta ahora ha sido, y así establecer los nuevos derroteros de cara a que este gobierno realmente dé un salto en términos de la paz, en términos de la reparación integral de las víctimas, de la verdad en Colombia. Este gobierno no puede pasar desapercibido”, agregó.

Tras las palabras del presidente, Eucaris Salas, coordinadora de la Mesa Nacional de Víctimas, solicitó una mesa de trabajo con el Gobierno Nacional y la Unidad para las Víctimas con el fin de “trabajar en lo que serían los diálogos con los grupos armados, y sobre las soluciones para que la paz sea realmente estable y duradera”.

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Por su parte, Joaquín Njibe, autoridad indígena Nukak, no quiso dejar la oportunidad para hablar de la realidad de su pueblo, que tiene la característica de ser seminómada. Señaló que requieren un apoyo con el plan de retorno, pues no pueden volver aún a sus territorios por la presencia de actores armados ilegales. Además, recordó que como colombianos merecen una vida digna. Cabe resaltar que el representante del pueblo Nukak llamó ´webaca’ al presidente Petro, palabra que significa autoridad mayor, y de esta manera lo reconocieron como tal dentro de su gobierno autónomo.

Ante las víctimas, la directora de la Unidad para las Víctimas concluyó que este tipo de encuentros continuarán, y no solo en clave de conmemoración, sino también de una participación que fortalezca el rol de las víctimas en la sociedad, para que ellas tomen “el micrófono y se escuchen sus propuestas”. “Esto implica desarrollar estrategias para que el país comprenda lo que ustedes tienen que decir sobre la polarización, a la justicia restaurativa, las reformas, la paz, la reparación integral. Necesitamos que las víctimas conversen. La transformación la hacemos posibles todos y todas”.