La historia de Las Palmas es tan fuerte y admirable como los mismos habitantes que decidieron darle una segunda oportunidad a un terreno próspero que se convirtió en espacio de guerra en el marco del conflicto armado.
“La violencia acaba con otro pueblo en Bolívar”, se lee en los titulares de periódicos enmarcados en la Casa Cultural que acuden a la memoria viva de lo que pasó acá el 27 de septiembre de 1999 cuando grupos paramilitares llegaron a asesinar a campesinos y desplazar a las más de 500 familias que vivían en este corregimiento ubicado a 16 kilómetros de San Jacinto, Bolívar.
“Nosotros no nos queremos hundir en las heridas”, comentan los habitantes que han retornado poco a poco a sus hogares. Las heridas se sanan con paciencia, la misma con la que contaron para darle cierre a una de las medidas de restitución que conforman el Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC).
Por eso, como lo ha venido haciendo desde hace varios años, la Unidad para las Víctimas acompañó al sujeto de reparación colectiva de Las Palmas en esta jornada en donde se les entregó la pavimentación de la calle que va desde la plaza hasta la iglesia y construcción de una batea en el arroyo.
Durante la década de los años 90, este territorio próspero en la siembra de tabaco, ñame y yuca vio como la violencia les arrebató familiares, sueños y un futuro prominente, pero no la capacidad de unión para salir adelante, pues la fuerza de la comunidad, de sus líderes y lideresas, les ha dado impulso para luchas por su hogar, imposible de formar en tierras ajenas.
La implementación de esta acción y medida de restitución es la penúltima del PIRC que corresponde al cumplimiento de lo concertado entre la Unidad para las Víctimas, la Alcaldía de San Jacinto Bolívar y el comité de impulso del Sujeto de Reparación Colectiva Corregimiento Las Palmas.
En total, el aporte por parte de la alcaldía fue de 161.790.507 pesos y por parte de la Unidad para las víctimas se realizó una inversión correspondiente a los materiales por un valor de 188.314.985 pesos.
Con la implementación de esta medida, se mejorará la movilidad peatonal y la circulación de sectores del corregimiento, así como también el resurgimiento y sostenimiento de las relaciones sociales de la comunidad.
“Me siento satisfecho con la medida. Esto hace tres meses era un pantano, yo pensé que no se iba a lograr, pasaron varias administraciones sin resultados”, comentó Pedro Díaz, habitante de la región e integrante del Comité de Impulso.
La implementación de esta medida traerá beneficios para la comunidad en general, ya que permitirá un espacio de encuentro intergeneracional donde se concentran niños, niñas jóvenes, personas adultas y mayores para fortalecer las relaciones, y revivir costumbres culturales y folclóricas.
“Esta es una comunidad que ha venido en un retorno que da cuenta de su persistencia por la permanencia digna en el territorio montermariano con procesos organizativos fuertes que se han visto debilitado por los estragos del conflicto. Hemos conversado sobre la mirada de soluciones duraderas y como implican el abordaje en planes de retorno y emprendemos su ejecución”, comentó la directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Bolívar – San Andrés, Marta Salazar.
Precisamente, al finalizar la jornada, los palmeños y el Programa de Contribuciones a la Verdad, la Convivencia y Garantías de No Repetición de la Unidad, establecieron las fechas de las siguientes reuniones para poner en práctica la estrategia ‘Tejiéndonos’ con la que concertarán acciones a través del tejido comunitario para el proceso de retorno de quienes habitaron este lugar y desean volver a ver a Las Palmas como un territorio pujante y de progreso.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.
