Como cada mes, la Unidad para las Víctimas viajó hasta el municipio de Mapiripán, uno de los lugares más apartados del departamento del Meta y en el que se encuentran asentados más de 1.000 indígenas del pueblo jiw y quienes, de acuerdo con la Corte Constitucional por medio del Auto 173 de 2012, se encuentran en riesgo latente de exterminio.
Por lo anterior, la Unidad una vez más realizó la entrega de los paquetes alimentarios, los cuales contienen arroz, pasta, fríjol, enlatados, aceite, galletas, panela, leche en polvo, lentejas, chocolate y otros elementos de aseo y cuidado personal.
Con cada llegada que hace la Unidad, las más de 206 familias de esta comunidad indígena aseguran su alimentación cada mes y proveen los nutrientes necesarios para el crecimiento de los más pequeños y se garantiza la atención integral a estas comunidades que se encuentran en emergencia especial prolongada, según el Decreto Ley 4633 de 2011.
Para que esta entrega pueda ser realizada, la Unidad para las Víctimas debe cumplir un protocolo de bioseguridad riguroso tanto al momento de transportar la mercancía como al llegar a la comunidad, garantizando que no se vean expuestos a la emergencia sanitaria por la COVID-19, dado el alto número de familias que viven en un mismo resguardo.
Sobre el particular, Carlos Pardo Alezones, director Meta y Llanos de la Unidad para las Víctimas, destacó nuevamente “el esfuerzo grande que realiza la entidad” para cumplir el auto 173 de 2012, en el que se adoptan medidas urgentes en materia de atención inmediata y reacción urgente para la protección y prevención al pueblo jiw, pese a la emergencia sanitaria que persiste.
(Fin/DSC/CMC/LMY)
