La Unidad para las Víctimas acompañó la emotiva jornada de memoria histórica que se llevó a cabo en Piñalito, zona rural de Vista Hermosa, Meta.
“La mayoría de los estamos presentes en este evento le dimos nuestra sangre a la guerra. Hermanos, primos, padres, tíos, seres queridos que simplemente desaparecieron como parte de un conflicto que cambiaba de actor pero seguía imperando por más de tres décadas”, afirmó una de las mujeres que mantenía con firmeza una bandera blanca acompañando la marcha de reconocimiento del territorio, mientras pedía la reserva de su identidad.
Y es que así comenzó esta jornada, más de 200 personas entre habitantes locales, comitivas institucionales colombianas y agencias de cooperación internacional, avanzaban narrando cómo se vivió en cada rincón del centro poblado la violencia.
“En esta casa fueron asesinadas muchas personas, la conocíamos como la Casa de pique”, expresa frente a una fachada condenada al abandono, Janeth López, integrante del Comité de impulso del Sujeto de reparación colectiva de Piñalito.
Carlos Pardo Alezones, director territorial para Meta y Llanos de la Unidad para las Víctimas, manifestó que “desde el 2015 avanzamos en las acciones para la atención y reparación integral de esta comunidad, que como se ha manifestado desean hoy aportar colectivamente a la construcción de paz a través de ejercicios de verdad, reconciliación y perdón. Nuestro compromiso es continuar trabajando para que estas premisas sean una realidad”.
En el evento, además de la entrega de un trabajo de documentación histórica comunitaria a la Comisión de la Verdad, se realizó el lanzamiento de la muestra museográfica sobre un puente que fue epicentro de diversos hechos violentos en el pasado.
Rosember Sánchez, otro de los miembros del Comité de reparación colectiva, agradeció a todos los que asistieron a esta jornada que significó mucho para los habitantes de Piñalito, sirvió para contar en libertad sus historias como sobrevivientes.
