Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Una reparación integral que apuesta fuertemente a lo colectivo para Bojayá

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El 2 de mayo del 2002, un cilindro bomba disparado por la antigua guerrilla de las Farc-EP estalló dentro de la iglesia de Bojayá, Chocó; allí se resguardaban quienes huían de las balas y del fuego cruzado, mientras se enfrentaban la extinta guerrilla con los paramilitares. Este hecho dejó el saldo de por lo menos 79 personas muertas, 48 de ellos menores de edad.  

En esta zona del país hay poco más de 10.000 víctimas, lo que corresponde al 80% de una población de 12.600 personas proyectadas a 2023. De estas, 9.411 están sujetas de atención y cumplen con los requisitos para acceder a las medidas de atención y reparación. Este proceso de reparación ha centrado sus esfuerzos en el trabajo con las comunidades reconocidas en el Registro Único de Víctimas por los daños colectivos ocasionados.
 
La Comunidad Indígena Embera Dóbida de Bojayá, la Comunidad Afro de Bellavista, los Consejos Comunitarios de Bojayá y el Resguardo Indígena Opogado Doguado, son las cuatro comunidades reconocidas. Los dos primeros se encuentran en fase de implementación de su Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), el tercero en proceso de diseño y formulación y el último, por ser el más reciente, se encuentra en fase de identificación. Son Planes Integrales que reconoce a las comunidades en su condición de víctimas y los dignifica hacía la garantía de sus derechos constitucionales.
 
El trabajo colectivo
 
A partir del trabajo conjunto entre la comunidad y la Unidad, en abril de 2018 el plan es protocolizado y se dan inicio a las acciones enfocadas a fortalecer sus prácticas culturales y espirituales, organizativas y de memoria entre las que se destacan actividades para promover el vínculo con el río Atrato a través de rituales de limpieza, recolección y reciclaje de basura, concursos de natación, canotaje y pesca, promoción de prácticas culturales mortuorias como los alabaos, el gualí (ritual mortuorio para niñas y niños menores de 7 años) y el levantamiento de tumba. Asimismo, en el marco de este proceso, se realizó la entrega, velación y entierrro final de las víctimas de la masacre, permitiendo a la comunidad despedir a sus seres queridos alrededor de sus usos y costumbres.
 
Con el sujeto de reparación colectiva Comunidad Afro de Bellavista, se han realizado capacitaciones en panadería y repostería, administración y atención al cliente, a 15 mujeres con el objetivo de impulsar la recuperación de la panadería comunitaria de Bellavista. También, con el apoyo del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz (MPTF) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el año anterior se hizo entrega de la Casa Pasaje, un espacio que permite fortalecer el proceso organizativo, recuperar los lazos de confianza y reconstruir el tejido social de la comunidad.  
 
Procesos que se tejen con Unidad  
 
En el transcurso de más de dos décadas, el trabajo de la Comunidad Afro de Bellavista se ha centrado en organizarse desde lo colectivo para exigir el restablecimiento de sus derechos, impulsando acciones con poder transformador del territorio, convirtiéndose en agentes de cambios y asumiendo las adaptaciones en un proceso colectivo que se fortalece con acciones como la construcción de la Casa Pasaje y la panadería.
 
Para Elizabeth Álvarez, lideresa Afro de Bojayá, “la Casa Pasaje es un edificio que es merecido por la comunidad, ya que nos permite hospedar personas de la comunidad y también de afuera, además desde lo económico, permite que se generen recursos, que a su vez son redistribuidos para la misma comunidad, hay que decir que esta obra es estéticamente muy hermosa, en la cual estamos haciendo todo lo posible para mantenerla y responder a las mismas dinámicas que teníamos como grupo antes de la tragedia”.  
 
Seres que han resistido de forma valiente a las adversidades presentadas, ellos, han aprendido a ser constantes, insistentes, a persistir y nunca desistir, una combinación de acciones afirmativas que a largo plazo han dado frutos, que en medio de las dificultades les han permito mantenerse organizados y ser conscientes que lo realmente valioso, es estar unidos.  
 
“Somos seres humanos que hemos sufrido, nos hemos hecho fuertes y eso ha permitido transformaciones en nuestra vida personal, familiar, cotidiana y en comunidad, para hoy poder aportar y dar mensajes de paz, un poder bastante grande, porque lo que vivimos en Bojayá es una situación de una magnitud insuperable, pero nuestra fe y creencia en Dios es más grande que todo lo malo que hemos pasado y seguimos pasando. Por eso se hace necesario invitar a toda la población colombiana y sobre todo a los grupos armados, para que ellos opten por la paz porque hacen daño a la sociedad, a las familias, los necesitamos en los procesos de paz, todos estamos a la espera de que ellos hagan transformaciones para una sociedad con un futuro nuevo para todos”, concluye Álvarez.  
 
La conmemoración 21 años después
 
Se cumplen 21 años de una tragedia que está en la memoria de Colombia y que cada año merece espacios para no olvidar. Es así como la Comunidad Afro de Bellavista rendirá homenaje como es costumbre a todas sus víctimas y a sus familias sobrevivientes este 2 de mayo de 2023, con una peregrinación con el Cristo mutilado de la nueva Bellavista a la antigua, seguido de una eucaristía en memoria de quienes ya no están, la lectura de un comunicado a la opinión pública y la presentación de una obra de teatro.
 
Se destaca que la conmemoración inició durante el fin de semana con recorridos guiados, mesas de trabajo con entidades del orden nacional y como ya es sabido los rituales tradicionales (cantos de alabaos y rezos) en el mausoleo construido para quienes ya descansan en paz.  
 

El departamento de Chocó es una de las subregiones con Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) según lo establece el Acuerdo Final de Paz. Con 14 municipios, Bojayá uno de estos, concentra por lo menos 112.000 víctimas del conflicto. Allí, la Unidad para las Víctimas y las entidades del Sistema Nacional de Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV), siguen trabajando para dignificar a quienes fueron afectados con ocasión del conflicto, para cambiar y transformar sus proyectos de vida, en miras hacia la Paz Total.