Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas
Historias de vida

Enrique Jair Sánchez

La tienda artesanal de Enrique en el Putumayo recibe capital semilla y deja de ser un sueño

Enrique Jair Sánchez vive en el municipio de Santiago, a 90 kilómetros de Mocoa, al suroccidente del país, cursa tercer semestre de ingeniería de sistemas, tiene 26 años, pertenece a la comunidad indígena Siona y hace parte de la mesa departamental de víctimas del Putumayo.   

Durante muchos años, Enrique Jair soñó con tener su propio negocio, pero los recursos económicos eran el principal impedimento. Sin embargo, una oportunidad “como caída del cielo”, según sus propias palabras, llegó a su vida: al culminar satisfactoriamente el curso “Negocios para nuevos tiempos” – una alianza entre la Unidad para las Víctimas y la Fundación Texmodas y la Universidad del Rosario—obtuvo el tercer puesto que será premiado con capital semilla para su emprendimiento.   

Enrique nació en Bogotá, pero toda su vida ha vivido en el municipio de Santiago, en el alto Putumayo. Su familia pertenece a la comunidad indígena Siona, del resguardo Santa Cruz de Piñuña Blanco, de Puerto Asís. De allí su iniciativa de trabajar con y para el beneficio de comunidades indígenas.   

Su emprendimiento, denominado Anpa Arte Kaugsai, busca dar a conocer, a través de distintas artesanías la cultura indígena. Los elementos que predominan en la vitrina virtual son accesorios como pulseras, collares, aretes, tobilleras, balacas, anillos, pectorales, enchapado de fundas para celular, llaveros y chumbes o fajas tradicionales, hechos en distintos materiales como mostacilla y lana.  

Además, “tenemos una proyección en generación de ingresos para dos familias que hacen parte de población indígena y una de las familias también hace parte de población víctima del conflicto armado”, aseguró.   

Ha estudiado en todos los cursos que ve, y se inscribe constantemente en las convocatorias que le llegan pues hace parte de la plataforma departamental de jóvenes víctimas. Esto le ha permitido tener una visión un poco más amplia de su realidad no solo como víctima y como parte de la población indígena sino como joven.   

 “La presencia de jóvenes en escenarios como las mesas de participación es muy poca, pero espero, con mi experiencia, dejar un precedente e incentivar un poco más a que la juventud asista a estos espacios”, recalcó Sánchez.   

Y en esta misma medida envió un mensaje a los jóvenes que, como él, pertenecen a población víctima del conflicto, con un pasado por dejar atrás. “Soñar pequeño nos va a llevar a algo pequeño, pero soñar en grande nos llevará a lo más grande. A veces nos limitamos demasiado en nuestras aspiraciones y cuando nos quedamos en la zona de confort muy difícilmente vamos a lograr cumplir las metas que nos propongamos”, puntualizó.   

 El pasado jueves, durante el acto de clausura del curso, este joven optimista y soñador agradeció a la Unidad para las Víctimas, a la Fundación Texmodas y a la Universidad del Rosario por la oportunidad. Durante su intervención expresó que no eran suficientes las palabras para exaltar esta labor que hará realidad su sueño y resaltó la importancia de que a través de la institucionalidad se brinden estas ayudas por el bienestar de las víctimas del país, y de esta forma “contribuir a la reconstrucción del tejido social.   

Con la inversión que Enrique hará en marketing digital para su emprendimiento espera llegar a hacer envíos de sus productos no solo a nivel local sino nacional.   

Para conocer más acerca de su iniciativa puede visitarlo en la cuenta de Instagram @anpa_putumayo  

(Fin/JES/COG)