Luego de seis años de trabajo en el territorio, este martes, 19 de noviembre, culmina la implementación del Plan de Reparación Colectiva de La Sonora, El Tabor, La Betulia, Puente Blanco y Monteloro, en el municipio de Trujillo, Valle del Cauca.
El acto oficial de cierre de este proceso será en la caseta comunal de La Sonora, a las 9:00 a.m., con presencia del director General de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez.
Estos corregimientos y veredas conforman un sujeto de reparación colectiva reconocido como tal por el Gobierno colombiano, debido a los daños vividos por causa del conflicto de manera colectiva, lo que da origen a un Plan de Reparación a través del cual se busca el restablecimiento de sus derechos, la recuperación de la confianza en la comunidad y con las instituciones y el fortalecimiento de sus capacidades, contribuyendo a la reconciliación.
Según la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, “la masacre de Trujillo es una secuencia de desapariciones forzadas, torturas, homicidios selectivos, detenciones arbitrarias y masacres de carácter generalizado y sistemáticos, ocurridas en los municipios de Trujillo, Riofrío y Bolívar entre 1986 y 1994, con un total de 245 víctimas, perpetradas por una alianza regional y temporal entre las estructuras criminales de los narcotraficantes Diego Montoya y Henry Loaiza y fuerzas de seguridad del Estado como la Policía y el Ejército, cuyo principal designio criminal fue contrainsurgente. No obstante es importante destacar que tras la bandera contrainsurgente se perpetraron crímenes con muy variados móviles: limpieza social, eliminación de testigos, despojo de tierras y persecución política”.
“La Sonora es un ejemplo de lucha y liderazgo comunitario muy bello. Es una comunidad que le hizo frente al dolor, que trabaja por superar sus adversidades y por emprender. Su vocación campesina se fortalece día a día y el amor y arraigo por su territorio son admirables. Todo esto les ha permitido salir adelante y generar desarrollo para su comunidad”, señala Ramón Rodríguez, director de la Unidad.
Por su parte, Luz Adriana Toro, directora territorial de la entidad en el Valle del Cauca, destaca entre los principales logros en esta comunidad el retorno de la esperanza en sus pobladores, la recuperación de sus celebraciones y tradiciones (silenciadas por la guerra), la conformación de su cooperativa (Cimevat, Cooperativa Integral de Mujeres Víctimas de Trujillo) y el acercamiento de la comunidad a sus mecanismos de participación.
Este sujeto de reparación colectiva ha recibido en este proceso por parte de la Unidad y de distintas entidades que componen el Sistema Nacional de Atención y Reparación a Víctimas del Conflicto (Snariv), una planta tostadora de café, un camión para el uso colectivo y transporte de sus productos, dotación tecnológica para sus juntas de acción comunal, así como mobiliario y menaje de cocina y un parque infantil.
“Además, se realizó con ellos la estrategia Entrelazando, recuperación del tejido social, con la cual se reconstruye el corazón mismo de la comunidad. A esto se suman procesos de formación en cooperativismo, derechos humanos, comunicación y prácticas agropecuarias”, indicó Luz Adriana Toro.
En el Valle del Cauca hay 54 sujetos de reparación colectiva y este es el primero que termina completamente la implementación de su Plan Integral de Reparación Colectiva.
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