Ofelia recuerda a sus 64 años de edad que el dolor de no saber de su hermano, el quinto entre seis de su familia, jamás desaparecerá, pero indiscutiblemente donde quiera que él se encuentre en estos momentos, de alguna manera le ha enviado mucha fortaleza para salir adelante. Por eso, después de un tiempo de ser empleada de empresas y almacenes de confección, vio en la máquina de coser de su vecina la posibilidad de emprender su negocio propio.
Madre de dos hijos y abuela de tres nietos, cuenta que desde sus 15 años la confección de ropa llamó su atención, por eso pasaba donde una vecina para que le enseñara a coser. Esto le permitió aprender el arte de elaborar ropa, sin pensar que en algún momento de la vida se convertiría en su oficio diario.
Ofelia, nariñense de nacimiento, pero caucana de corazón, cuenta que desde muy pequeños en su familia se les inculcó el trabajo y el emprendimiento; por eso, su desaparecido hermano viajaba vendiendo zapatos en el Cauca y Huila. “La última vez que supimos de mi hermano fue que estaba en La Plata, departamento del Huila, vendiendo su mercancía, ahí fue a visitar a una amiga que cuenta que golpearon a su puerta preguntando por él para que le mostraran los zapatos para vender, él se fue con esos hombres, pero jamás volvió”, asegura Ofelia.