Turbaco

Posiblemente nunca has oído hablar de este pueblo a tan solo media hora de Cartagena, pero tiene una de las historias de reparación y transformación más potentes del país. Las mujeres son las protagonistas.

Yo sé que no estoy sola

Las protagonistas de estas historias han recorrido un camino oscuro para llegar hasta aquí. Un camino largo y doloroso, aunque a veces lo disimulen bien. Ese viernes, a finales del mes de junio, por ejemplo, todo parecía fiesta: 70 mujeres sonreían y bailaban a ritmo de tambores en Turbaco, Bolívar. En el corto video que acompaña este texto se les ve sin asomo de penas o de lágrimas. Estaban en plena conmemoración del Día por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual apoyado por la Unidad para las Víctimas.

Porque todas, sin excepción, lo son aunque ellas prefieren la palabra sobrevivientes: “Sufrimos la guerra de muchas maneras, pero hemos salido adelante; hemos sobrevivido”, dijo Ludis Cárdenas, líder de La Liga de Mujeres Desplazadas, una de las tres organizaciones convocadas para la conmemoración (las otras dos fueron Narrar para Vivir de los Montes de María y Afromupaz de Usme).

Que ese viernes hubiera tanta alegría bajo el sopor turbaqueño no significa que sus heridas estuvieran sanas. En la intimidad propia de los talleres organizados por las profesionales de la Unidad para las Víctimas, el dolor hace parte del ambiente natural. Explorar sus memorias a veces puede parecer explorar museos de la desgracia. La idea de la mujer como botín de guerra ha sido una constante en la historia de la humanidad. Todos los ejércitos en todas las guerras han utilizado a la mujer como objeto. La literatura universal lo comprueba: desde la Ilíada hasta las novelas de Shakespeare, su cuerpo ha sido símbolo de victoria y le ha “pertenecido” a los guerreros. Colombia no es la excepción, y lo más grave es que el conflicto armado no es el único contexto de la violencia contra ellas. El esquema se replica en los barrios, en las cuadras y en las casas. El horror para la mujer se multiplica de puertas para adentro.

Las historias son tan desgarradoras que producen la ilusión de no tener reparación alguna. Pero este especial es una muestra de todo lo contrario. Los detalles amargos no deben mermar las principales formas de resistencia que ellas han tenido para reconstruir sus vidas: la memoria, la palabra y la camaradería.

Erika Gamarra lleva 14 años en la Liga de las Mujeres, vive en Carmen de Bolívar y su testimonio da cuenta de esto: “Yo sé que no estoy sola, sé que estoy entrelazada con muchas otras mujeres que han sufrido igual que yo. Si yo no hubiese llegado a la Liga, estoy segura de que estuviera loca porque imagínate: el desplazamiento en pleno embarazo hizo que se me rompiera la bolsa y me diera una hemorragia interna que luego se me infectó. La bebé aguantó adentro hasta los 6 meses y en medio de todo eso, la violencia más dura… a mi marido lo matan, yo aguantando hambre con los hijos… no, no, no. Estoy segura de que me hubiera vuelto loca”. Su voz no es suave ni mesurada. Es la de una líder que se ha improvisado durante los últimos años como una rescatista emocional de los Montes de María.

Aunque la sanación o la reparación al final es un asunto individual, historias como las de Erika convencen sobre la importancia de los procesos colectivos. “Yo aún lloro -dijo- es normal, eso no lo niego, pero lo que me dicen las profesionales de la Unidad es que yo no puedo permitir que ese llanto me domine”. Y Ahí también radica la importancia de los encuentros como los de ese viernes en Turbaco, pues la vida en comunidad da, entre muchas otras cosas, virtudes compensatorias como, por ejemplo, la reconstrucción de un barrio (Liga de Mujeres), una casa (Afromupaz) o la vida misma (Narrar para Vivir).

Este especial web de la Unidad para las Víctimas es una invitación no sólo para conocer las historias de mujeres que han logrado sobreponerse a un horizonte descompuesto sino a los logros de la reparación dada por el Estado a tres organizaciones emblemáticas del país.

Voces que alivian

Escucha en estos Podcasts historias de mujeres hay una sola consigna: que la esperanza nunca se termine.

Afromupaz

Narrar para vivir

Celebrar que somos mujeres

El Corazón de las Mujeres en el municipio de Turbaco, Bolívar, fue el escenario de conmemoración del Día por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual, que reunió a más de 150 mujeres de organizaciones sociales de todo el país.