En Antioquia 38 víctimas del conflicto armado podrán fortalecer o iniciar nuevos proyectos productivos para la generación de ingresos y así mejorar sus condiciones de vida, en el taller ‘Aprender a Emprender’.
La formación se enfoca en la orientación a personas que fueron indemnizadas o están próximas a serlo para la adecuada inversión de los recursos.
Con este fin, la Unidad para las Víctimas se articula con el Sena y el Banco Agrario para formar a esta población en cuatro temáticas: emprendimiento social, financiación con el Fondo Emprender, educación financiera y oferta crediticia.
Entre los participantes hay hombres, mujeres cabeza de familia e indígenas, quienes sufrieron diferentes hechos victimizantes como desplazamiento forzado, homicidios y desaparición forzada de familiares, secuestros, y lesiones personales.
Para superar la vulnerabilidad que les causó la violencia y gracias a su resiliencia, algunos de ellos tienen planes de fortalecer sus negocios de producción de alimentos, artesanías, marroquinería, orfebrería, confecciones, artículos de aseo y cosméticos.
Una de ellas es Carlina Borja, quien está en situación de desplazamiento por grupos armados ilegales y desde hace más de 10 años tiene un taller de artesanías en Medellín. Tras participar del taller cuenta que: “Fue una oportunidad de formarse y aprender lo que nos falta, que es la comercialización de nuestros tejidos y el manejo financiero de una empresa. Y además de ser una forma de sustento, son productos que también representan nuestra cultura”.
En Colombia, la Unidad para las Víctimas ha impulsado 5.720 emprendimientos, a través de capacitaciones, asistencia técnica, dotaciones de insumos y maquinaria, así como apoyo a la comercialización de productos en ferias comerciales. Antioquia, Valle del Cauca, Santander y Cundinamarca, son los departamentos con más iniciativas de negocios de víctimas apoyados.
Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.
