Acceso carnal violento o violación, esclavitud sexual, aborto forzado, explotación sexual en prostitución, desnudez forzada, servicios domésticos forzados, feminicidio y más.
Una larga lista compone el abanico de actos y delitos que configuran la violencia sexual que se ha ejercido mayoritariamente contra la niñez y las mujeres. En el conflicto armado interno, que persiste aún en gran parte del territorio, las agresiones sexuales han estado motivadas por el género: todos los actores armados han hecho la guerra sobre el cuerpo de las mujeres y sobre aquellas personas que desafían con su corporalidad las expresiones hegemónicas.
La cifra no para de crecer y los testimonios de las víctimas están recopilados en las declaraciones bajo reserva que reposan en la Unidad y en otros reportes como el Informe Final de la Comisión de la Verdad. El 25 de mayo, Día Nacional de la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia, la Unidad reconoce la fortaleza e incidencia pública de las sobrevivientes para exigir reparación, justicia y no repetición, en medio de la sistematicidad de estos actos en un conflicto que continúa.
En sus relatos, las miles de mujeres que fueron agredidas sexualmente en medio de la guerra repiten un mismo sentir: no hay palabras para nombrar el dolor.
La violencia sexual en el conflicto armado ha sido una herramienta para controlar, castigar, reprimir e instrumentalizar el cuerpo de las mujeres.
La violencia sexual contra las mujeres y sus cuerpos va más allá del acceso carnal violento.
Inmenso e imposible de entender. Es así como miles de mujeres describen la violencia sexual que ejercieron sobre sus cuerpos. Para intentar dimensionar el daño colectivo, la Unidad entre datos recientes sobre las características de las mujeres que declararon ser víctimas de este flagelo.
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Si sufriste violencia sexual en medio de la guerra por parte de actores armados (legales e ilegales), tienes que saber varias cosas.
No agredieron a una. Agredieron a muchas. Así, la sistematicidad de la violencia no las afectó únicamente en su individualidad, sino que rompió los tejidos sociales de su comunidad.
