Existen creencias hegemónicas que se asumen como “un deber ser” y nos permiten entender en qué consiste el ordenamiento de género históricamente excluyente, por ejemplo, que si una persona nace de sexo de mujer, debe verse según la construcción social femenina y debe sentirse atraída exclusivamente por el sexo opuesto. Lo mismo para quién nace con sexo de hombre, debe verse de acuerdo a la construcción social de lo masculino y sentir preferencia exclusivamente por las mujeres. Esta idea arraigada en la cultura, es fuente de discriminación y violencia contra las personas que no se ajustan a ese “deber ser”.