Al compás de cumbia, champeta y carranga, las integrantes de la Asociación de Mujeres Campesinas e Indígenas del municipio de El Zulia (AMUCI) acompañadas de la directora territorial de la Unidad para las Víctimas, Alicia Rojas Pérez, y funcionarios de otras entidades, clausuraron el proceso de reparación colectiva que empezaron hace 6 años, cuando la ley 1448 reconoció el grupo como uno de los afectados por el conflicto armado interno en Norte de Santander.
Con la interpretación de los tres bailes, las mujeres de AMUCI les dijeron a los asistentes al acto que vuelven a tener confianza en ellas, a sentirse fuertes y retomar la vida que tenían antes de que la violencia las desplazara, les quitara seres queridos o las violentara sexualmente.
“Marina Vélez llegó a El Zulia y casi no hablaba, no reía. Ahora, mírela, bailó champeta sin asomo de pena”, dijo Angela Morales, compañera de Marina y agregó que ese cambio, visible también en las demás integrantes del colectivo, se debe a la Estrategia Entrelazando, una de las medidas contempladas en el Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC) que la Unidad y las víctimas agrupadas en AMUCI construyeron en octubre de 2013, para rehabilitación de los daños sufridos.
Con Entrelazando sacaron sus rabias, sus miedos, tristezas y frustraciones y comenzaron a definir las sobrevivientes que hoy apuestan por una nueva vida. El equipo de profesionales psicosociales de la Unidad las acompañó por más de 5 años en jornadas de recuperación emocional, rescate de tradiciones, iniciativas de memoria e incidencia social, con las que se buscaba reconstruir el tejido comunitario.
En respuesta a otras medidas escogidas por el grupo, el Estado, encabezado por la Unidad, el Ministerio del Trabajo, la Gobernación de Norte de Santander, la Alcaldía de El Zulia y entidades como el SENA y el ICBF emprendieron acciones que terminaron en la entrega de bienes y en las jornadas de fortalecimiento grupal, formación empresarial, alivio y desahogo emocional.
La sede en el casco urbano donde hoy el grupo se reúne para todas sus actividades gremiales y sociales, dotada con mobiliario, equipos tecnológicos, impresora multifuncionales, fue uno de los aportes directos de la Unidad.
Además de la casona en el casco urbano, AMUCI cuenta con una granja porcícola con 100 cerdos y una planta procesadora de cárnicos, entregadas dentro del PIRC. Las inversiones en la reparación colectiva superan los 1.600 millones de pesos, de los cuales la Unidad para las Víctimas aportó cerca de 800 millones de pesos.
Durante la clausura, la directora territorial de la Unidad, Alicia Rojas, le manifestó que para el director nacional, Ramón Rodríguez y los profesionales que trabajaron estos años en la implementación del PIRC, la terminación es el cumplimiento del Estado Colombiano a lo establecido por la Corte Constitucional a través de la T-025 y sus autos.
“No me queda más que presentarles en nombre de nuestra institución, nuestro respeto y admiración a ustedes que renacieron de las que cenizas y que, con el apoyo de quienes se unieron para ayudarles en ese renacer, hoy son un gran ejemplo para Colombia y el nuevo país que todos estamos construyendo”, puntualizó Rojas Pérez.
