Palabras
mayores que
construyen
paz

El 'III Encuentro Palabras Mayores' reunió esta semana, en Bogotá, a los 32 miembros de las Mesas Departamentales y la Mesa Nacional de personas mayores víctimas del conflicto armado para poner en común temas como seguridad económica, atención oportuna en salud y mecanismos de participación para acceder a programas de vivienda, entre otros.

Las voces de la experiencia relatan sus historias, las comparten con los jóvenes e invitan a la sociedad civil a acompañar decididamente el proceso de paz.

Palabras mayores

“Nuestra intención es dejar un mundo mejor del que nos tocó vivir”

Representantes de las víctimas del conflicto armado mayores de 60 años se reunieron para consolidar sus conocimientos y contribuir a las garantías de no repetición como medio de aportarle a la paz, durante el III Encuentro Palabras Mayores, organizado por la Unidad para las Víctimas en Bogotá.

La construcción de un mejor país y el ejercicio de sus derechos son las principales inquietudes mostradas por los 36 líderes y lideresas mayores que participan en el III Encuentro Palabras Mayores, organizado por la Unidad para las Víctimas. Los asistentes, que representan a las y los ciudadanos de más de 60 años víctimas del conflicto armado en todo el país, manifestaron las experiencias y daños vividos tras décadas de confrontación armada en el país.

María Tila Uribe, experta en procesos de vejez y envejecimiento y ponente del encuentro, también forma parte de esta población y afirma:

“Las personas mayores tenemos mucho que decir y aportar. Es lo contrario de lo que muchos piensan, somos productivos y tenemos la memoria histórica. Estamos trabajando para que a los jóvenes no les toque el mismo país que nos tocó”.

Así lo reivindica también Gabriel Bustamante, subdirector de Participación de la Unidad para las Víctimas: “La construcción de política con los mayores es una deuda histórica que tiene Colombia. Estas personas, a una avanzada edad, reclaman sus derechos y un espacio social. Además, en el marco del proceso de paz tienen muchísimo que aportar a un nuevo país”.

Todos coinciden en que la falta de reconocimiento ante las entidades estatales es uno de los mayores obstáculos y, pese a que esto está cambiando, la distancia e incluso las barreras de comunicación los hacen sentir relegados. Así lo explica Francisco Antonio Flórez, desplazado de La Gabarra (Norte de Santander), quien ahora trabaja en La Guajira y es miembro saliente de la Mesa Nacional: “La mejor ayuda que nos pueden dar los jóvenes es el respeto y el reconocimiento. Juntos podemos trabajar para dejar un legado”.

Uno de los representantes de las personas mayores es Misael Pallares Guerrero, Premio Nacional de Paz en el 2013 y miembro de la Asociación de Campesinos de Buenos Aires (Asocab), quien culpa a la estigmatización y a la falta de conocimiento, las atrocidades que ha dejado el conflicto armado en el campo: “La guerra viene de la estigmatización de las personas y sus derechos. Cuando entre todos y todas consideremos los valores y los derechos de los demás, lo principal será la vida”.

Reconoce que las personas mayores también cometieron errores a lo largo de sus vidas y que su gran aporte a la construcción de la paz es la experiencia: “Aprendan del dolor nuestro para que no se vea reflejado en ustedes. El campo es lo más feliz cuando no hay violencia. Hemos vivido y soportado lo peor del conflicto. Por eso, tenemos el conocimiento para mostrárselo a los que hoy hablan de paz, porque la paz no es callar fusiles, es reconocer derechos. Los fusiles se han levantado buscando poderes políticos o económicos pero nunca en busca de derechos”, agregó Misael.

Víctimas mayores registradas

Región

Caribe

226.405

Región

Amazonía

38.333

Región

Pacífica

151.631

Región

Orinoquía

40.655

Región

Andina

373.309

Cifras Unidad para Las Víctimas
Testimonios de personas mayores

Misael

Pallares Guerrero

“Yo los invito a entender que todos los colombianos somos importantes para la paz; todos, sin excepción. Con el perdón llega el olvido de lo que nos pasó y renace la esperanza de una nueva vida”.

Mi historia


Sobre "Palabras Mayores"

Edilma

Velandia

“Tenemos que perdonar para que haya una reconciliación con todo el país. La paz empieza por nuestras familias y después por nuestros territorios. Todos estamos sembrando paz con cada acto que hacemos”.

Mi historia


Sobre "Palabras Mayores"

Luis Enrique

Severiche Rojas

““Es importante construir paz porque es lo único que trae reconciliación al país en general y a las comunidades afectadas en el campo. Hagamos un perdón integral. Yo invito a la sociedad civil a acompañarnos decididamente en la reconstrucción del tejido social”.

Mi historia


Sobre "Palabras Mayores"

Rosario

Arroyo Gómez

“Vale la pena esforzarse por la reconciliación. Yo no tengo resentimiento con nadie, solo quiero los restos de mi hijo desparecido y saber qué pasó. Estamos en un momento de odio muy fuerte; yo invito a los violentos a parar y a pensar que así no podemos vivir. Estoy dispuesta a perdonar e incluso a ayudarles a los que están en la maldad”.

Mi historia


Sobre "Palabras Mayores"

La
reconciliación
no
tiene
edades

“A mí me dan ganas de pasarme al otro grupo porque me gustan los boleros y los tangos, la música viejita”, dice Alberto, un joven caucano cuya familia fue desplazada el 8 de noviembre de 2002 de la vereda Alto El Palo de Caloto (Cauca). “Pues venga pa’ca y ensayamos un bolerito”, responde una mujer que hace parte del grupo de 32 personas mayores participantes del encuentro Palabras Mayores.

La risa se adueña del auditorio en el que colombianos víctimas del conflicto armado de varias generaciones demuestran que la guerra ha sido demasiado larga, pero también que el proceso de reconciliación no tiene edades y se construye con voces con diferentes experiencias y recorridos.

El ambiente del Encuentro Intergeneracional, realizado en Bogotá, es de camaradería y respeto.

Al fin y al cabo, el objetivo es que las personas mayores y los jóvenes de las Mesas Departamentales de Víctimas tengan un espacio de reflexión conjunta donde se promueva la comunicación, solidaridad y amistad y además se faciliten alianzas estratégicas entre las generaciones para fortalecimiento de su trabajo en territorio.

En medio de los ejercicios, en los que se intercambian percepciones positivas y negativas entre las generaciones, el buen humor y el trato amable permiten que las diferencias se expongan en medio de la disposición a escuchar y que los prejuicios sean motivos de chistes.

“En nuestros días, cuando uno quería rebelarse se metía al cuarto y no hablaba con nadie, ahora se meten al WthatsApp y los perdemos”, dice Luis Fernando Ocampo.

Los jóvenes, representantes de todas las regiones del país, le dan la razón con una carcajada. “Tranquilos que ahora les toca el desquite”, añade con fingida seriedad.

Enseguida, cuando llega el turno de los jóvenes de socializar su trabajo grupal, su vaticinio se cumple. Los jóvenes hacen una pausa en su exposición para recordar en forma espontánea los dichos con los que sus mayores los llamaban al orden.

“Si usaba vestidos cortos me decían: ‘¿de dónde lo saco, lo cortó usted misma, mijita?’ o cosas como ‘no vaya tanto al río que se vuelve pescado’ y también ‘acá se hace lo que yo diga’”,

comenta Katherine Azcárate mientras a los mayores les llega su turno de asentir riendo.

Tras los ejercicios grupales y la socialización de las conclusiones, el grupo intergeneracional pudo disfrutar de la música de Julio Nava y La Negra Grande de Colombia, quienes también fusionaron sus propuestas en un acto de cierre simbólico que confirmó que la reconciliación no tiene edades, en medio de abrazos, alegría sin edad y el compromiso de trabajar en equipo.