Son hermanas, cómplices, amigas, estudiaron la misma carrera simultáneamente, quedaron empatadas en la votación interna que se hizo en la territorial para la campaña “Nuestros héroes” y han estado conectadas toda la vida por algo poderoso que va más allá de un lazo sanguíneo.
“Destaco su buena disposición para acatar las directrices, su gran voluntad y organización. Ellas trabajan en la parte administrativa (Lisdey es asistente y Milgen Yurleidis auxiliar), pero son profesionales con todas las capacidades y aptitudes para asumir cualquier reto. Han jugado un rol fundamental a la hora de articular con los profesionales y líderes de procesos, en aras de contribuir al cumplimiento de nuestras metas y compromisos”, dice Ángela Hernández, Directora Territorial Urabá-Darién.
Lo cierto es que son heroínas de la Unidad por mil razones que dieron sus compañeros de trabajo, quienes resaltaron su compromiso, su actitud y su grandeza de espíritu, lo que nos llevó a indagar sobre las razones a las que atribuyen estos halagadores resultados.
Y ahí, nos encontramos con una historia personal ejemplar.
“Somos una familia de 7 hermanos, 5 del matrimonio de mi mamá y mi papá con quienes hemos vivido juntos. Mi papá murió en un accidente laboral cuando yo tenía 5 años y Yurley 3, así que dadas las circunstancias ella –que nunca había trabajado porque siempre fue ama de casa– tuvo que hacerlo y lo hizo en una finca bananera durante 26 años (se pensionó hace un año).
“Una situación muy difícil por la que prácticamente nos tocó criarnos solos. Cuando tenía como 8 años tuve que encargarme de mi familia, era la acudiente de mis hermanos, asumí responsabilidades grandes con ellos y eso ha marcado mucho mi carácter.
“Por eso soy como una mamá que quiere que todo salga bien: organizada, todo lo anoto y lo cumplo, y trato de que cuando me vaya para mi casa todas mis tareas queden hechas. Quizás también a eso debo que no sea muy expresiva y que a veces piensen que soy gruñona. No hay tal, soy respetuosa, pero no soy melosa”, anota Lisdey.
Aseguran que gracias a Dios contaron con esta mamá (Eva Santos) que les inculcó la fe, la responsabilidad, la puntualidad, el respeto hacia las otras personas y el valor de la amistad.
Se graduaron hace tres años como administradoras de negocios internacionales y la carrera la hicieron con un sacrificio enorme en la Corporación Universitaria Remington, sede Apartadó. “Siempre he soñado con tener una empresa familiar para ayudar a la gente y por eso me apasionaba esta profesión. Fueron los cinco años más difíciles, pero lo logramos”, comenta Lisdey.
“Yo había desertado de otras carreras, pero tener a mi hermana ahí fue lo mejor, porque nos apoyamos y así pudimos alcanzar la meta”, continúa Yurley.
Actualmente no viven juntas porque Lisdey tiene una relación hace 10 años y una hija de 4, que es su mayor bendición. “Se llama María Fernanda Humanez, es hermosa, nos llena de amor todo el tiempo a mi esposo y a mí. Quiero educarla con el ejemplo y por eso siempre trato de hacer lo mejor”. Y, por supuesto, Yurley no ha sido ajena a esta faceta de su vida. “Ella me apoyó mucho durante el embarazo y siempre ha estado ahí. Es la madrina de mi hija y yo a su vez, la de su primer hijo”.
Yurley, por su parte, vive con sus dos hijos, con la mamá, con otra hermana y con un sobrino. “Juan Sebastián tiene 11 años, le encanta la música y toca guitarra, y Miguel Ángel tiene 5 meses, es encantador y nos tiene enamorados a todos en la familia”.
“Mis hermanas son mujeres muy valiosas. ‘Yurle’ es muy tierna y sencilla. ‘Lis’ es noble, muy centrada, es una mujer de carácter que nos da muchos consejos y que sabe tomar decisiones. Yo las adoro. A pesar de los tropiezos, a nosotros nos enseñaron valores y respeto. En mi caso, trabajo en un taxi, brindo un buen servicio y gracias a ello me he ganado muchos clientes. Todo esto se lo debemos a nuestra mamá. Tenemos a la mejor del mundo”, concluye Jhonner Salazar, un hermano al que también contactamos para esta nota.
Hacer siempre bien las cosas, porque uno deja huella en algunas personas y es mejor que lo recuerden por algo positivo en la vida. Ese es el secreto, según estas hermanas.
Y es que les han pasado cosas bonitas: “una vez, una compañera me sorprendió porque dijo que tenía mucho que aprender de mí. Y cuando trabajaba en Acción Social, algún día atendí a una señora embarazada con la que me encontré mucho tiempo después y me contó que le había puesto mi nombre a su hija porque yo la había atendido bien y porque le había gustado mi forma de ser. Imagínese, son cosas que uno no espera y que le llegan al corazón”, cuenta Lisdey.
Y: Lo que más me gusta de aquí es ayudar en la organización, porque hay profesionales que son muy buenos en su campo, pero un poquito desordenados en lo administrativo. A mí me gusta colaborarles para que no les devuelvan nada, de manera que puedan cumplir sus objetivos.
L: Trabajar con las víctimas me ha tocado muchísimo y me ha hecho más sensible al dolor de las personas. Nosotras interactuamos poco con ellas, pero a veces tenemos la oportunidad de orientarlas y ser el puente entre ellas y las personas que tienen la información que necesitan. Escucharlas hace que uno valore más lo que tiene, porque nos damos cuenta que hay personas a las que les tocó muy duro. Definitivamente, hay que darle gracias a Dios por lo que tenemos.
Y es que les han pasado cosas bonitas: “una vez, una compañera me sorprendió porque dijo que tenía mucho que aprender de mí. Y cuando trabajaba en Acción Social, algún día atendí a una señora embarazada con la que me encontré mucho tiempo después y me contó que le había puesto mi nombre a su hija porque yo la había atendido bien y porque le había gustado mi forma de ser. Imagínese, son cosas que uno no espera y que le llegan al corazón”, cuenta Lisdey.
Hace poco atendí a dos personas mayores con discapacidad que viven en condiciones supremamente tristes y cuando la señora me dijo que agradecía la atención, solo porque les conseguí una cita con el profesional que podía ayudarles. Generalmente no atiendo público, pero venía en busca de la directora territorial y con mi compañero que maneja la ruta, que es muy diligente, lo manejamos.
L: Queremos enviar en esta nota un agradecimiento especial a nuestra directora territorial, porque esta oportunidad que nos dio no tiene precio. Que ella haya confiado en nosotras, es algo que siempre valoramos.
Y: Somos seres de estímulo y a uno le gusta el reconocimiento de su trabajo, pero esto no lo esperábamos y nos emocionó mucho. Mil gracias a todos nuestros compañeros de la territorial. Tengan la seguridad que este gesto tan lindo nos motiva a hacer la tarea con más amor.
L: Aquí hay una abogada que se llama Glenia Vanegas, que me enseña todo el tiempo. Ella es brillante, coherente, centrada, tiene una especialización en resolución de conflictos que le queda perfecto porque siempre tiene una solución para todo. Quiero que la mencionen también, porque es alguien especial para mí.