#PorLasVictimasPorLaPaz, 9 de abril día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto armado. Unidad para la atención y reparación integral de las víctimas. Todos por un nuevo país. Paz, equidad, educación #PorLasVictimasPorLaPaz, 9 de abril día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto armado. Unidad para la atención y reparación integral de las víctimas. Todos por un nuevo país. Paz, equidad, educación
Ramiriquí 9 de abril de 2015

La importancia de reparar a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos

Con bailes tradicionales y una línea de tiempo inició la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) la conmemoración del 9 de abril, Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del conflicto armado. Durante tres días, delegadas y delegados provenientes de todo el país están reunidos en Ramiriquí (Boyacá) para robustecer su proyecto político y recuperar el tejido organizativo. En el marco del proceso de reparación colectiva que desde hace dos años adelanta con la Unidad para las Víctimas, se busca elaborar un plan de incidencia política para el fortalecimiento de la población campesina, su identidad y la contribución a la consolidación de una paz duradera.

Alrededor de las seis de la tarde de este jueves, al igual que en otros puntos de Colombia y el exterior, más de 400 campesinos caminaron y encendieron una luz en reconocimiento de las víctimas del conflicto armado. A lo largo de sus 45 años, la ANUC ha visto cómo más de 70 casas campesinas les fueron arrebatadas y ocupadas por actores armados y, en definitiva, cómo la organización quedó dividida como consecuencia de la estigmatización. “La ANUC es la organización campesina más grande de Colombia”, explicaba Iris Marín, subdirectora general de la Unidad para las Víctimas. “Más de 120 líderes han sido asesinados o desaparecidos, y eso influyó en el debilitamiento de la organización. Por eso, reparar a la ANUC es reparar al campo colombiano”, aseguraba la funcionaria en Ramiriquí, tras la ofrenda de frutas y flores realizada durante la tarde.

Marín también expuso que un sujeto de reparación colectiva es aquel “que más allá de sus victimizaciones individuales haya sufrido daños en su capacidad como organización o como comunidad”. Una vez identificada la situación, la Unidad para las Víctimas valora el caso y, a partir de la inclusión en el Registro Único de Víctimas, se construye con los líderes un diagnóstico de los daños sufridos para, posteriormente, construir el Plan Integral de Reparación Colectiva. “En este caso, nos encontramos en la fase de diagnóstico del daño. Ha habido cuatro encuentros regionales y habrá cinco más. Se están vislumbrando ya las medidas de reparación que la ANUC querría en el proceso”, añadió la subdirectora de la Unidad.

También acompañaron la conmemoración el Ministerio de Agricultura y el INCODER. “La ANUC es desde su origen la representación más clara de que por las vías del diálogo es posible avanzar y lograr acuerdos”, refirió el Viceministro de Desarrollo Rural, Juan Pablo Díaz Granados. “No hay arma más poderosa y más sana que la palabra y el diálogo bien empleados”, puntualizó.

Los efectos del conflicto armado en la ANUC

A mediados de 1970, campesinos de todo el país discutían cómo mejorar su calidad de vida y darle un empujón a la situación del mundo rural, que era mayoritario en el país con respecto al entorno urbano. Arturo Isaza Correa, de Barbosa (Antioquia), es uno de los fundadores de la ANUC y aún recuerda el primer congreso nacional de la asociación, en julio de 1970. “Como organización campesina, creo que ningún departamento estuvo ajeno a este conflicto”, dice al recordar que “fuimos muy perseguidos”. Por ejemplo, habla de cómo la estructura organizativa se vio perturbada en Antioquia, donde llegaron a tener 75 asociaciones municipales. “En este momento, por efectos del conflicto, de la situación difícil de orden público en todo el país y muy especialmente en algunas zonas de Antioquia, tenemos alrededor de 15. De manera que es una rebajona tremenda”, comenta.

Muestra de estas afectaciones es Sonia Fontalvo, de Atlántico, que hace 17 años se apartó de la ANUC luego de que su familia corriera peligro por culpa del conflicto. “Fui amenazada cuando nos tocó la violencia y tuve que retirarme de la organización”. Ahora, decidió afiliarse de nuevo, porque considera que la ANUC ha sido “mi universidad, he aprendido muchas cosas importantes: a tener mucho contacto con la gente que de verdad necesita el apoyo”. Asevera que hay “muchas mujeres campesinas que hemos salido adelante y los hombres nos han valorado mucho nuestro trabajo”, a pesar de que reconoce que todavía existe cierto machismo. “Somos personas que nos gusta compartir con nuestros maridos la labor del campo y además “somos impulsoras de esos valores que en la familia se necesitan y en los hogares campesinos se deben inculcar”, asegura.

El relevo generacional

Adrián Felipe Vaquero no había nacido cuando se celebró el primer congreso de la asociación en 1970, pero su juventud no le ha impedido convertirse en representante departamental de la ANUC en Valle del Cauca. Sabe que muchos jóvenes deciden marcharse a las ciudades, pero este biólogo confiesa que ama lo rural. “Yo creo que el verdadero desarrollo de un país, no solo de Colombia, está en el campo. Nosotros necesitamos almorzar, comer, desayunar y todo esto se produce es en el campo”, afirma. “Vivir en el campo y no del campo es la mejor opción que he podido tener”, agrega, porque allí “es donde está la vida: tienes pájaros, tienes aves, tienes plantas, puedes jugar, estás aprendiendo todos los días. Hasta el viento te enseña”.

Adrián Felipe se dedica a la reconversión de cultivos de cultura tradicional, mostrándole a la gente que sin químicos también se puede trabajar las tierras con productividad y sin resultar nocivos para el medio ambiente. “El papel del campesino en Colombia es uno de los más importantes, porque somos una fuerza bastante influyente para el país, pero creo tiene que haber esa renovación, porque los campesinos se nos están quedando viejos y los jóvenes se nos fueron. Creo que este es el momento en el cual Colombia ya debe generar una renovación del campo”, asegura y añade que eso se hará a través de “mano de obra calificada, con campesinos educados”.

Paso a paso, se construye la reparación colectiva

“Estamos presentes en un compromiso de largo plazo. El reto es muy complejo, pero tenemos el coraje, las ganas y la voluntad”, defendió este 9 de abril la subdirectora de reparación colectiva de la Unidad para las Víctimas, Carolina Albornoz. “La reparación colectiva a la ANUC es el compromiso del Estado con las víctimas y con la organización”, así como “el reconocimiento a la vida campesina, a la dignidad que ustedes nos enseñaron”, dijo ante decenas de lugareños luego de encender una luz por las víctimas.

“Es un proceso metódico, permanente, que nos ha permitido ir construyendo el diagnóstico en cada una de las regiones”, comenta Luis Alejandro Jiménez, actual presidente de la ANUC. “Es una conquista, un beneficio grande dimensionar el daño real”, aseguró tras darse cuenta de que el enfoque regional es en cierto modo distinto a las primeras construcciones que se habían elaborado desde el nivel nacional.

El gobierno nacional ha reconocido hasta la fecha 303 grupos y comunidades como sujetos de reparación colectiva, que incluyen asociaciones de mujeres, de defensores de derechos humanos, sindicalistas, periodistas y otros grupos sociales fundamentales para la democracia en el país.

“Ahora sí estamos haciendo parte de la nación”, consideró Adrián Felipe. “Fue hermoso haber vivido este momento, la caminata… Creo que estas cosas simbólicas generan muchos agradecimientos internos a esos viejos que se lucharon la ANUC, que les tocó demasiado difícil”, expresó sobre la jornada de reconocimiento a las víctimas.

Arturo Isaza lo puso en otras palabras, tomadas de uno de sus compañeros ya fallecidos: “Puede que la ANUC no haya conseguido todo lo que se propuso en sus postulados de la primera década, pero ¿qué hemos hecho? Darle dignificación a la gente del campo y yo creo que la dignificación de la gente del campo repercute en toda la sociedad de Colombia”.

Este diálogo sobre la reparación colectiva en los territorios se vuelve así un aporte fundamental de este movimiento campesino en la construcción de paz y la generación de condiciones para la reconciliación en Colombia. Por eso, a 45 años de su creación, el Estado reconoce que la ANUC es un actor fundamental de la economía agraria y de la defensa de los derechos de los campesinos.

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