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“Nos quitaron la vida por proteger nuestro territorio, pero nuestro espíritu se conserva en la memoria de los que hoy seguimos en el camino de la resistencia por la vida del ser”: Unidad Territorial Awá Zona Telembí.

Así rezaba un extenso pendón horizontal ubicado a la entrada de la casa de la cultura de Ricaurte (Nariño), uno de los lugares destinados para realizar las ceremonias de entrega de los restos óseos de 10 miembros de la comunidad indígena Awá, asesinados en dos incursiones violentas por grupos armados (siete en febrero de 2009 y tres más en septiembre de 2011).

9:30 a.m. inició la primera ceremonia que mezcló la intervención de un sacerdote católico con las costumbres y ritos ancestrales de los Awá. Posteriormente, la guardia indígena, perfectamente uniformada y alineada, hizo una calle de honor para recibir los restos de sus compañeros de comunidad asesinados.

Entre los familiares de los muertos se encontraba Libardo, hermano de Omaira y Adolfo, dos de las siete personas asesinadas en febrero de 2009. Atento a las explicaciones que daba la antropóloga forense, Libardo, de camiseta roja, formuló un par de preguntas relacionadas con la forma en que aparentemente fueron muertos sus hermanos.

Inmediatamente después de recibir las explicaciones solicitadas, Libardo se retiró del salón privado -al que solo tenían acceso los familiares- destinado a recibir una ilustración científica por parte de la antropóloga forense y de la genetista, ambas funcionarias de Medicina Legal.

A la salida sólo atina a decir: “Llevo cargando este dolor más de cinco años, es una tristeza muy fuerte. Hoy recibo los cuerpos de mis hermanos para poder enterrarlos, quizás con esto el dolor sea más leve, pero la tristeza seguramente nunca me pasará”.

Seguidamente, en la parroquia municipal, comenzó una misa que también incorporó rituales indígenas. Allí, Juan Edgardo Pai Nastacuas, gobernador del resguardo Tortugaña-Telembí, señaló: “Hay un sentimiento muy fuerte de desconsuelo, de tristeza. La realidad es que hoy regresamos a nuestros 10 hermanos a la madre tierra”.

3:10 p.m. Finalizó la ceremonia litúrgica. Los fiscales iniciaron la entrega oficial de los restos a sus familias. Allí estaba Libardo, quien al recibir los cuerpos de Omaira y Adolfo, fue abrazado por el fiscal.

Los Awá partieron, acompañados por la guardia indígena, hacia el centro administrativo Unipa, en el que toda la noche velaron a sus diez hermanos, antes de trasladarlos al corregimiento Buenavista, sitio en el que fue construido un mausoleo, con apoyo de la Unidad para las Víctimas, y lugar en el cual sus hermanos regresaron a la madre tierra.

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