ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, resultado del desplazamiento forzado masivo desde sus territorios.
Esto debido a un problema estructural derivado de la histórica y marginalización estatal de las comunidades indígenas, agravada por el conflicto armado.
La falta de condiciones ha llevado a que miles de personas Emberá, dejen sus hogares en busca de seguridad y mejores oportunidades, enfrentando, en las grandes ciudades, dificultades como falta de acceso a servicios básicos.
Aunque esta es una problemática que existe en diferentes territorios, uno de los que presenta mayor afectación es el Resguardo Tahamí del Alto Andágueda, ubicado en la región nororiental de Chocó.
Los Emberá se dividen en cinco subgrupos principales, cada uno con sus particularidades culturales y geográficas:
ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, resultado del desplazamiento forzado masivo desde sus territorios.
Esto debido a un problema estructural derivado de la histórica y marginalización estatal de las comunidades indígenas, agravada por el conflicto armado.
La falta de condiciones ha llevado a que miles de personas Emberá, dejen sus hogares en busca de seguridad y mejores oportunidades, enfrentando, en las grandes ciudades, dificultades como falta de acceso a servicios básicos.
Aunque esta es una problemática que existe en diferentes territorios, uno de los que presenta mayor afectación es el Resguardo Tahamí del Alto Andágueda, ubicado en la región nororiental de Chocó.
Actualmente, el pueblo Emberá enfrenta una situación crítica de vulnerabilidad que se refleja en hectáreas y situado entre una gran zona montañosa y densamente forestada.
“Las selvas del Alto Andágueda
estaban llenas de indios armados
que no habían recibido de los blancos
más que miseria y vejaciones”.
(Juan José Hoyos, El oro y la Sangre, 1994)
"El Oro y La Sangre" es una obra literaria de Juan José Hoyos que combina la profundidad de la crónica periodística con la rigurosidad de una investigación. Este libro ofrece una inmersión en el corazón del conflicto que ha golpeado a las comunidades indígenas Emberá del Alto Andágueda en el Chocó.
A través de sus páginas, Hoyos explora la complejidad de una historia que comenzó con la explotación de una mina de oro y se transformó en un conflicto sangriento que involucró a guerrilleros, paramilitares y al Estado.
El pueblo Emberá tiene una historia marcada por el conflicto armado, agravada por desigualdades históricas visibles, falta de infraestructura básica, servicios de salud, educación y carencia de apoyo para el desarrollo económico sostenible.
Esta situación ha agravado las condiciones de vida, exacerbando la pobreza y limitando las oportunidades de desarrollo para sus habitantes.
Un dato importante es que el acceso al resguardo resulta complicado, ya que, en muchas partes, el recorrido debe hacerse a pie y por terrenos escarpados.
. Hay una gran dificultad de acceso al territorio porque en muchas partes el recorrido tiene que hacerse a pie en terrenos escarpados.
La única vía que lo conecta con Bagadó es una trocha rudimentaria, construida por los propios indígenas.
La ubicación estratégica del territorio Emberá ha atraído a grupos armados ilegales debido a su acceso a Risaralda, Antioquia, Cauca, Chocó y el océano Pacífico.
La Comisión de la Verdad reporta que, en 1987, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) inició una ofensiva violenta en el territorio Emberá, buscando eliminar a su población y desestabilizar su estructura social.
Según la "Alerta Temprana 013 de 2023", el Frente de Guerra Occidental del ELN atiene fuerte presencia en Bagadó y territorios como Cocomopoca y el Resguardo Tahamí.
El desplazamiento ha provocado daños profundos en las comunidades indígenas. Según testimonios recolectados por la Comisión de la Verdad, este ha generado la disminución de la transmisión de sus conocimientos culturales, así como sus lenguas y tradiciones.
También ha generado mendicidad, principalmente, en las mujeres y la niñez indígena. Esta situación no solo se ha vivido en Bogotá, que es el caso más visible, también en Cali, Medellín y Quibdó.
El andar Emberá: un viaje de retorno incompleto
Desde el 2020, más de 1.500 indígenas Emberá de diversas comunidades se establecieron en el Parque Nacional de Bogotá; huyendo de la violencia que azota sus territorios ancestrales en Chocó, Risaralda y Valle del Cauca.
A pesar de los múltiples esfuerzos gubernamentales para facilitar su retorno, las condiciones de seguridad y desarrollo en estas regiones no han sido suficientes para garantizar un regreso seguro y permanente.
Entre 2021 y 2023, la Unidad para las Víctimas facilitó el retorno de 3.464 Emberá a sus territorios, un avance significativo para abordar algunas de las causas del desplazamiento forzado que siguen afectando a estas comunidades.
La Defensoría del Pueblo ha documentado las dificultades para acceder a los resguardos debido al deteriorado estado de las vías construidas por la comunidad. Algunas vías están en condiciones difíciles, con zonas incomunicadas y falta de servicios esenciales como energía, internet, agua potable y saneamiento básico.
La Defensoría también indicó que las comunidades carecen de una adecuada infraestructura educativa, alimentaria y de salud para una población cercana a las 9.000 personas.
En medio de las dificultades, el Gobierno nacional, a través del liderazgo de la Unidad para las Víctimas ha logrado diversos avances:
2022: 15 comunidades salieron del Parque Nacional en mayo, tras más de siete meses de ocupación. No obstante, un grupo de 100 personas regresó en octubre de 2023, argumentando precarias condiciones en otros asentamientos.
2023: en diciembre, 909 indígenas lograron regresar a sus resguardos en Chocó y Risaralda.
decidimos buscar en el territorio ancestral las mejores condiciones para el retorno de la población Emberá”.
Oficina asesora de comunicaciones
Septiembre 2024