Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Con dinero entregado por exFarc indemnizan a indígenas en Dabeiba

Los indígenas embera de las comunidades de Choromandó y Legía, del resguardo Monzhomandó, años atrás, vieron en peligro su supervivencia, su territorio y su cultura ancestrales por la invasión y violencia de las guerrillas y grupos de autodefensas, pero también por la ofensiva militar para combatirlos. 

Esos tiempos difíciles los sufrió la actual líderesa Berenice Bailarín Domicó. Desde su resguardo, enclavado en el inmenso cañón de La Llorona, en Dabeiba, cuenta que “mataron nuestros líderes, colocaron minas, hubo bombardeos, porque acá es muy montañoso, y era el mejor lugar de esos grupos para esconderse”. Cuan era niña se tuvieron que desplazar por la presencia de grupos armados, pero cuando regresaron todo estaba destruido: los animales y cultivos no estaban y las casas saqueadas. 

Hoy en su territorio se congregan para escuchar mejores noticias.  En la caseta de Choromandó, el primer fin de semana de octubre, casi un centenar de indígenas escucharon en español y en su propio dialecto el Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC) concertado con la Unidad para las Víctimas.

Fueron notificados del pago de 278 millones de pesos como medida de indemnización económica, que corresponden a la primera de las 19 acciones consagradas en el plan de reparación colectiva.

Esta indemnización se realiza con dinero entregado por la extinta guerrilla de las Farc. Los bienes entregados los administró la Sociedad de Activos Especiales que se los giró monetizados al Fondo para la Reparación a las Victimas.

Según el gobernador del resguardo, José Wilson Domicó, los recursos los invertirán en compra de tierras para ampliar su territorio y recuperar cultivos tradicionales “que teníamos antes de que llegara el conflicto armado, como chontaduro, plátano y los animales”.  

Recuperación de su cultura

Recuperar, conservar y transmitir a las nuevas generaciones sus tradiciones es una prioridad para estas dos comunidades emberá con más de 300 habitantes.  Por eso la próxima acción del plan de reparación será un encuentro de mujeres e intercambio de saberes ancestrales como el vestuario, la pintura facial y la elaboración de artesanías. 

Se realizará en memoria de Morelia Domicó, una indígena que estaba embarazada y murió tras un bombardeo militar porque, según sus parientes, “se le vino el bebé del susto y salió corriendo a buscar ayuda, pero murió desangrada”.

A Berenice, la profesora y joven lideresa, le emociona rescatar su cultura porque “con el conflicto armado llegaron los desplazamientos, dejamos de usar nuestros vestidos, la pintura corporal y no podíamos hablar en nuestra propia lengua, porque los grupos armados creían que estábamos planeando en contra de ellos”.

También las mujeres tendrán un taller de modistería y una escuela de gobierno propio para preservar sus tradiciones. 

Los emberá también priorizaron las acciones enfocadas en la rehabilitación psicosocial y la reconstrucción de bienes destruidos, entre estos, dos canchas deportivas, dos casetas comunitarias y las dos escuelas. 

Las prácticas y escenarios deportivos se harán en memoria de Miguel Barrientos, un líder indígena y aficionado al deporte que fue asesinado por un grupo ilegal y su cuerpo desmembrado fue arrojado al río que atraviesa el resguardo.

Por crímenes atroces como este, otra de las acciones reparadoras serán los rituales “jaure shareita” para la sanación de lugares sagrados: cerros, nacimientos de ríos y el cementerio. Las guerrillas, los paramilitares y el Ejército instalaron sus campamentos y se enfrentaban cerca a esos sitios.

Durante la fase de caracterización del plan se identificaron las víctimas y los daños colectivos ocurridos desde 1997 por bombardeos, asesinatos selectivos de líderes, desplazamientos forzados, violencia sexual, confinamientos, reclutamiento forzado de menores, accidentes con minas antipersonal, entre otros.

Por eso, durante la jornada se rindió un homenaje póstumo con baile tradicional a la más reciente víctima de la violencia en Choromandó: Socio Fernando Domicó.  Este líder social, asesinado hace 5 meses, fue recordado como “el alegre del pueblo, músico, educador y uno de los gestores” de la reparación que comienza.

Medidas con enfoque étnico

Estas son las primeras comunidades de la etnia emberá Eyabidá en Antioquia que implementarán en los próximos años un plan de reparación colectiva con un enfoque diferencial.

La inversión se proyecta en 3.400 millones de pesos y su implementación estará a cargo de la Unidad para las Víctimas, la Alcaldía de Dabeiba y otras entidades nacionales y regionales.

La Unidad para las Victimas ha cumplido con la implementación total de 54 planes de reparación colectiva, 7 de estos en Antioquia.  Se han concluido los planes de los municipios de Argelia y Cocorná y tres corregimientos en Urrao (La Encarnación), Nariño (Puerto Venus) y Turbo (Pueblo Bello), así como el barrio El Bosque en Chigorodó, Pueblo Bello y San Pablo Tulapas (Turbo). En la actualidad coordina otros 22 planes que benefician a comunidades campesinas, afrocolombianos, indígenas, población LGBT.

(JCM/COG