Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Así fue la jornada de duelo colectivo en Puerto Torres

En Puerto Torres, inspección de Belén de los Andaquíes (Caquetá), la Unidad para las Víctimas realizó una jornada de duelo colectivo con actividades cargadas de simbolismo, como una caminata por los sitios marcados por el conflicto, un espacio de oración, eucaristía y un ritual para mitigar el dolor de las familias.   

Durante la jornada fueron protagonistas los tejedores, integrantes del comité de impulso y alrededor de 506 habitantes que hacen parte de este sujeto de reparación colectiva.

Así mismo, abundaron los testimonios representativos de las afectaciones de las que fue objeto la comunidad con el acompañamiento de psicólogos de la Unidad para las Víctimas, Pastoral Social y la alcaldía local, así como de líderes religiosos y sociales.

La actividad contó con procesos orientados desde el área psicosocial de la Unidad para las Víctimas, donde los abrazos, los silencios y las lágrimas sirvieron para tratar de sanar el dolor colectivo. Por eso fue muy importante la resignificación de los lugares como la “escuela de la muerte”, sitio donde el terror estuvo a la orden del día.

“Justamente, frente a ese lugar tenebroso se encuentra construido el laberinto de la memoria, elaborado con piedras. Cada piedra tiene el nombre de una persona caída y es custodiada por un habitante del lugar”, recordó Ramón Torres, quien hace poco promovió una jornada de pintura para el denominado “Espiral de la vida”.

“La situación fue tan difícil, que nos hizo desconfiar de la familia, los amigos, de las instituciones, de todo el mundo, pero ahora, con este acompañamiento, nos sentimos otra vez con deseos de continuar luchando, comenzar de nuevo. Es quizá una de las decisiones más difíciles de tomar porque implica volver a creer y mirar para adelante, pese a los dolores”, dijo Ramón Torres, hijo del fundador del pueblo y presidente de la junta de acción comunal de Puerto Torres.

“Hoy todos sabemos que podemos contar con el otro, la comunidad cree en sí misma y estamos generando nuevos proyectos de vida, estamos unidos pese a lo que se sufrió; no escogimos el horror del conflicto en el Caquetá, pero sí escogimos retornar a nuestro lugar de origen y salir adelante, sin olvidar a nuestros muertos”, manifestó por su parte Mariela Durán, tejedora e integrante del comité de impulso.

Lo que se ha hecho 

El 4 de marzo de 2016, Puerto Torres fue declarado sujeto de reparación colectiva y con esta jornada se quiso conmemorar el primer año de implementación de las acciones concertadas en el Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), que en su totalidad tiene un costo de $1.034.778,310.

Entre las medidas de reparación están el restablecimiento y recuperación de las prácticas colectivas, la recuperación de los referentes de reconocimiento de la comunidad, el fortalecimiento de sus formas de organización, el restablecimiento del buen nombre y la resignificación de los lugares del territorio. 

Yhina Lombana, directora territorial Caquetá Huila de la Unidad, recordó que recientemente se entregó un camión para apoyar el comercio de los productos de la zona y próximamente un tractor. 

La escuela de la muerte 

Puerto Torres fue conocido como “camposanto” por los hechos de violencia ocurridos durante los años 2001 y 2002, cuando miembros del Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas (AUC) incursionaron para confinar, desplazar y acabar con la vida de muchas personas. La escuela, la iglesia y la casa cural se convirtieron en las aulas de una “escuela de la muerte”.  Por ello, cerca de 500 familias tuvieron que desplazarse.

 (NIL/COG)