"Ha habido dos ocasiones en mi vida en las que me he dicho 'voy a hacerme matar y no me importa': cuando enfrenté a mi ex marido y le dije: 'no le acepto un golpe más' y cuando me encaré con el comandante paramilitar que me tenía secuestrada y le grité: 'si quiere máteme pero no le aguanto más una humillación, aquí estoy porque me trajeron con mentiras y ustedes están abusando de mí".
"Llegué a Villavicencio justo cuando la familia se iba para Bogotá. Al poco tiempo me marché para Tauramena, donde duré como 8 o 9 años y pensaba que iba a pasar mis últimos días, hasta que me decidí a ser escritora. Viví con esa vaina de que desde pequeña llevo del bulto; de joven fue lo mismo, conseguí un marido terrible, más tarde traté de tener una microempresa de tortas, pero nada me salió, vivía al día.